Tras la alegría, el alboroto y la euforia desatada el viernes cuando me dijeron que me daban el trabajo, llega el momento de enfrentarse a la realidad: tengo nueve días para organizarme la vida en una ciudad totalmente nueva para mí y cuatro de ellos son fin de semana.
Alguno pensará que no me queda tan lejos y que más o menos conoceré algo de la ciudad: error, pero qué queréis que os diga, siempre he sido más de costa que de interior.
Por encima, soy una persona que no deja nada a la improvisación, en lo que a cosas importantes de la vida se refiere, soy de las que lo tienen todo atado y más que atado. Así que el sábado me puse manos a la obra, con la ilusión, y también la presión, de ser la primera vez que estaba totalmente a los mandos de la nave: YO tomo todas las decisiones. Y he de decir que me encanta!!
Lo primero, buscar dónde dormir. No conozco a prácticamente a nadie (sólo a una persona y tampoco es cuestión de comprometerla) y, a pesar de que el puente romano es una joya arquitectónica, no terminaba de convencerme el vivir debajo, así que vamos a San Internet para que me saque del apuro. La oficina está en el centro y a mi me gusta moverme andando por lo que la decisión de la zona no es difícil, cerca del chollo para poder ir a pata. Mejor compartir, podría ir sola pero casi que lo dejo más adelante cuando ya conozca gente. Es algo que estoy segura que haré en el futuro, si la cosa sale bien y voy enganchando contratos.
Imprescindible, un gimnasio cerca. Se que mucha gente pensará: “ya salió el tema gimnasio, ya tardaba la niña”. A esas personas sólo les voy a decir que sí, que tienen razón, que soy adicta. En mi defensa, comentar que soy una persona muy nerviosa, un auténtico culo inquieto y mi cabecita no para de pensar y darle vueltas a las cosas en las 24 horas que tiene el día y es algo agotador. Pero cuando me subo a una cinta y me pongo a correr, consigo dejar mi mente en blanco, consigo no pensar en absolutamente nada y cuando termino de entrenar estoy en un estado de completa relajación. Ha habido veces de llegar casi llorando del estrés (como en exámenes) y salir como una auténtica balsa de aceite. Debería pagármelo la empresa, una hora y media de ejercicio físico aumenta mi rendimiento hasta límites insospechados.
Después de una búsqueda exhaustiva, situando todo con la ayuda de Google maps, objetivo cumplido: tengo piso en pleno centro, a diez minutos andando del trabajo, los tres compañeros que tienen pinta de ser muy majetes, tengo conexión a Internet y ocho gimnasios cerca. La cosa está entre dos, y en ambos la peña se gasta un postureo increíble, ya me veo comprando ropa nueva para que parezca que salgo de un catálogo de ropa deportiva y no desentonar.
Ya tengo portátil nuevo, las primeras semanas habrá que hacer un esfuerzo extra para integrarme lo antes posible y no ser una rémora, por lo que lo mismo tendré que trabajar en casa, es lo que hay. Pues se hace y punto pelota.
El día de la entrevista me fijé en la ropa de la gente, no por frivolidad sino por si había algún tipo de código de indumentaria o algo: negativo, la ropa que tengo me sirve perfectamente para este trabajo, aunque me pinta que mis adorados tenis y demás calzado deportivo se quedarán para los fines de semana. Pues nada, botas, zapatos y bailarinas, se ha dicho.
Ya sólo falta cambiar de coche y buscarle plaza de aparcamiento. Estamos en ello, pero es que comprar un coche no es una decisión para tomar a la ligera y no tengo ni idea de cuál es mejor o peor. Lo único que se decir es si es bonito o no y si el cuero de la tapicería es de verdad o polipiel, pero nada más. Para ello cuento con la colaboración de mi padre. Y mientras tanto, autobús que te crió para venir a casiña de vez en cuando (los fines de semana mientras que no tenga nada que rascar por allí)
Bueno, teniendo en cuenta que estamos a miércoles y no me marcho hasta el domingo, creo que puedo decir que no lo he hecho nada mal, me he organizado bastante bien (me voy a dar un aplauso a mi misma: plas!). Y ahora, lo más importante: procurar no meter la pata en el trabajo, por eso de que me interesa y quiero mantenerlo.
6 comentarios:
me alegro de que ya tengas todo planificado y espero que te vaya de maravilla .Los vas a encandilar con tu encanto ya veras!!Mucha suerte corazon.Te quiere
tu tia anonima noruega
Veo que manejas el timón dela nave con mano firme, ahora solamente tienes que aprovechar a navegar con el viento a favor e ir esquivando las olas moviendote a babor o estribor segun vayan llegando. siendo de costa no te costará navegar por "aguas" extrañas aunque sea en interior ;).
Suerte galleguiña
Un beso
Querida tía anónima noruega: muchas gracias por los ánimos, no sabes cómo se agradecen. Ahora que pasó la euforia, y ya tenemos todo organizado toca pensar en el trabajo y eso ya requiere un poco de seriedad (que aunque escondida, algo tengo por ahí). Ya te contaré y en cuanto me maneje con el skipe te llamo. Por cierto, en unos meses cuando regreses a la madre patria espero tu visita aunque pares en Ourense de paso para otro sitio próximo. Si no, como los fines iré para Pontevedra, te iré a visitar yo. 1 beso muy grande.
Nur: muchas gracias, me encanta el símil marinero, muy apropiado. Además, aunque de interior, no sabes cómo les gusta a los Ourensanos la playa, en verano invaden la costa! jeje.
1 besazo
Plas plas plas plas!!!! asi se hace, eso es efectividad y lo demás son tonterias!!!muy bien nos llevariamos tu y yo ;)
Te deseo toda la suerte del mundo chiquilla!!!!
pd: te debo un mail y un autografo d eteresita si se puede) vamos el lunes al final ;)
Tanais, gracias. Teniendo en cuenta que a ti también te gusta tener todo organizado con antelación, sabía que tú apreciarías mi esfuerzo. Tu aplauso vale triple teniendo en cuenta que viene de una persona organizada. jeje
Pásatelo muy bien en Madrid, yo quería ir antes de que acabe la exposición de los impresionistas, es decir, antes del 22 de abril.
Besos
Muchas gracias por tu comentario.
Y no, no has dicho ninguna barbaridad, más bien lo has entendido a la perfección,
salu2 desde isla de luz
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Ya que has leído tendrás algo que decir, digo yo.