martes, 26 de octubre de 2010

Razones por la que no se debe guardar un coche de empresa en el garaje de uno

Si alguien es una persona obsesionada por el control, el orden y que todo, absolutamente todo, esté bien hecho, nunca debería caer en la tentación de guardar uno de los coches de la empresa en el garaje. Lo mejor de todo es que, a priori, puede parecer una idea estupenda. Pero ¡no! no os dejéis engañar en realidad es pésima.

Todo comenzó cuando a una servidora se le comunicó que debería ir esta semana a trabajar a Lugo, hasta ahí bien (además que conseguimos apurar el trabajo y no tentenos que volver, ya lo acaba otra compañera que es de allí). Que tenía que ir mañana y tarde, que debería ir y venir y que calculando, debería salir a las 7:30 a.m. de Ourense para estar, como muy tarde, a las 9:00 entrando por la puerta del sitio al que tuve que acudir. El lunes, no quedó más remedio que pasarse por la oficina puesto que teníamos que coger varias cosas, entre las que se encontraba, por cierto, el coche.
La semana pasada, mientras preparábamos el viaje se me ocurrió la "estupenda idea" de proponerle a la compañera con la que iba a hacer los viajes, guardar el coche en  mi garaje (quedamos en que yo conducía a la ida y ella a la vuelta), de este modo saldría a las 7:20 de mi casa, la recogía y a las 7:30 iniciábamos la marcha y así podía dormir un ratito más ya que evitaba ir a la oficina, coger las llaves y  maniobrar en el garaje de la oficina. Ese espacio en el que los coches descansan totalmente apiñados y, con un 4x4 tan grande, es algo desesperante cuando uno está recién levantado y con los reflejos desperezándose. A ella le pareció bien, de hecho me lo iba a decir primero sino me llego a adelantar, y ninguna pega de los jefes. Estupendo.
Cuando llego los domingos, dejo el coche de culo tal y como vengo. Para vaciar el maletero es más cómodo y, francamente, los viernes tengo más paciencia para sacar el coche que los domingos para aparcarlo. Ayer por la noche, cuando llegamos de Lugo, me dije que era preferible maniobrar en ese momento y no esta mañana con prisa. Pues ¡ale! a dejar el coche listo para salir. Claro, una está  acostumbrada a su Polo, no a un Suzuki Gran Vitara super ancho, conducido por todo el mundo con las consecuencias que ello implica para su embrague.

A pesar de que el susodicho coche tiene varios golpes y bastantes rascazos y que no debería dolerme como me duele el mío, allá fue María_MC con sumo cuidado. Piano, piano. No había prisa. Lo importante es que al coche no le pase nada y no cargarme un retrovisor. Estaba tan obsesionada con la columna y el retrovisor que casi golpeo mi propio coche que estaba aparcado justo a la derecha. Primer susto.
Lo aparco, compruebo de forma compulsiva si apagué luces, radio, calefación, lucecitas del techo etc. Mira que si dejo algo encendido toda la noche, me quedo sin batería, tengo que esperar a que me pongan las pinzas, no salgo hasta media mañana y retraso el trabajo. Por supuesto broca de mi jefe, con toda la razón del mundo, por torpe... No, no, no. Es preferible quedarme segura del todo (pero muy, muy segura).
Descargo el coche, salgo lo cierro y voy al ascensor ¿cerré bien el coche? nunca pasa nada, pero mira que si me lo roban. Eso va a caer fatal en la oficina. Vuelvo sobre mis pasos para comprobarlo a pesar de estar bastante segura de haberlo cerrado. Efectivamente, estaba cerrado. Ya que estoy, compruebo una vez más que las luces estaban apagadas. También lo estaban.
Subo a casa, me ducho que venía del gimnasio, me seco el pelo, me pongo el pijama y cuando estaba preparando las cosas para hoy, mi cerebro, que va por libre, comenzó a hacer de las suyas otra vez. ¿Cerré bien el coche? ¿y si cuándo comprobé si lo había cerrado lo dejé abierto? ¿La luz que parpadeaba estando apagado y cerrado era el antirrobo como en el mío? ¿o me dejé algo encendido? ¿Bajo a comprobarlo? No tía, ya te vale por hoy que aún te va a coger el frío y no voy a poder ir a trabajar mañana que hoy me picó la garganta todo el día... ¡NO!, no bajas tienes que aprender a controlar estas cosas que ya gastas una edad. Tira para cama que mañana toca madrugón otra vez.

Haciendo un ejercicio de fuerza de voluntad brutal, no bajé al garaje. Lo que no pude evitar fue darle alguna vuelta más al tema antes de quedarme dormida. 
Por cierto. A pesar de todo, esta mañana cuando giré el contacto, contuve la respiración un segundo antes de ver como, efectivamente, se encendía a las mil maravillas. Y otra cosa más, ya que estamos de confesiones, cuando hoy lo fui a dejar al garaje de la oficina, también hubo comprobación compulsiva.
Desde luego que el cuarto de hora de sueño que gané, no fue suficiente recompensa. Lo peor de todo es que caeré una vez más, cuando me vea en otra de estas. Ese coche volverá a dormir en mi garaje. Seguro, vamos.

Lo mejor de lo mejor, los viajes. Si hasta nos hicimos un CD para escuchar en el coche, con portada y todo "R&M on the road". Además, que nos quedó muy bien con casi todos los estilos musicales representados en algo así como 190 canciones. No nos dio tiempo a escuchar todas y como íbamos hablando no le hicimos mucho caso. Pero nos lo pipa haciéndolo. Y nos reímos mucho con las fotos de la portada (las cosas si se hacen, se hacen bien).

viernes, 15 de octubre de 2010

Uno no escoge

He tenido el puente del Pilar y, como me quedaban tres días de vacaciones, así que decidí coger el resto de la semana libre y venirme a pasar la semana a Pontevedra, que está preciosa con este tiempo otoñal, dicho sea de paso. Y para que veáis que no miento mirad qué maravilla de plaza:




Es la "Praza do Peirao" en el casco antiguo pontevedrés. Y sí, por si os lo estáis preguntando, esos árboles que se ven son naranjos. El martes pasado estaba callejeando un poco y no pude resistirme a sacarle una foto. Si es que dan ganas de sentarse en uno de los banquitos de piedra con un café y dedicarse simplemente a ver la vida pasar durante un ratito ¿o no?

En otro de mis paseos solitarios de estos días, me dirigí a la librería Cronopios, otro de mis sitios favoritos de la ciudad. No es una librería de esas antiguas que salen en las películas, se hecho se abrió en 2009, pero me encanta la tranquilidad que hay, la disposición de los libros, la amabilidad con la que te tratar, la paciencia que tienen (puedo ir tres veces en una semana a husmear durante un buen rato antes de decidirme por un único libro)...
Cuando se abrio, una de las cosas que más llamó mi atención fue su escaparate. En él, además de libros, claro está, suele haber murales y similares con pequeños fragmentos de novelas, poemas, ilustraciones etc.
Desde ya, os digo que la poesía no es algo que me entusiasme demasiado. No puedo decir que no me guste porque sí me gusta, pero me da la sensación de que nunca soy capaz de extraer el 100% de su sentido, de que no la entiendo en su totalidad y eso me desconcierta y, por consiguiente, es un tanto que no juega a favor de que sea una ferviente admiradora del género. Y eso que en el instituto tuve mi época de poetisa de pacotilla y me lancé con algún que otro verso. Todos eran malísimos y ninguno vio la luz más allá de una de las páginas de una de mis libretas (gracias a Dios).

El caso es que cuando me paré en el escaparate de Cronopios para ver qué se cocía en él, me encontré con este poema de Gioconda Belli. El que da el título del post que estáis leyendo. Me pareció iluminador y muy acertado. Y, toco madera, creo que supe interpretarlo bien. Ahí os lo transcribo y ya me diréis lo que pensáis.

Uno no Escoge

Uno no escoge el país donde nace;
pero ama el país donde ha nacido.

Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;
pero debe dejar huella de su tiempo.

Nadie puede evadir su responsabilidad.

Nadie puede taparse los ojos, los oidos,
enmudecer y cortarse las manos.

Todos tenemos un deber de amor que cumplir,.
una historia que nacer
una meta que alcanzar.

No escogimos el momento para venir al mundo:
Ahora podemos hacer el mundo
en que nacerá y crecerá
la semilla que trajimos con nosotros.

lunes, 11 de octubre de 2010

Situaciones absurdas de mi vida cotidiana. Capítulo V: La "Pontevedra High Class"

Todos sabemos lo que pasa en las ciudades pequeñas. Queremos dárnolas de importantes, de cosmopolitas, de modernos y demás y en el fondo no llevamos un cartel en la frente que dice "Soy de pueblo" porque no hace falta, se nos ve a leguas.
Hoy quiero hablaros de una especie en peligro de extinción dentro de la sociadad pontevedresa: La "Pontevedra High Class". Digo que está en peligro de extinción porque, aunque tarde, mal y arrastras, mi ciudad poco a poco evoluciona y se va metiendo en el meollo y la vorágine que supone estar en el siglo XXI.
Os voy a poner en antecedentes antes de narraros mi encontronazo con un especímen de dicha raza que, casualidades de la vida, viven en mi ya famoso edificio.

Pontevedra, ciudad costera del noroeste peninsular, es un lugar de tradiciones fuertemente arraigadas que perviven en el tiempo. Todas ellas respetables aunque muchas no compartidas por mí: no tengo nada en contra y no despotrico, simplemente no acudo a este tipo de actos. Es más, no tengo absolutamente nada en contra de dichas tradiciones, lo tengo contra algunas personas que hacen de ellas casi una segregación por clases sociales. Por ejemplo, el baile del Casino. Toda jovencita de la "alta sociedad pontevedresa" es socia del casino y al llegar a los 16 años ha de ser presentada en sociedad en un baile de etiqueta la víspera del día grande de las fiestas patronales. Sí, igualito que en The O.C. o en Gossip Girl. Por si no ha quedado claro: yo NO lo hice. Para empezar porque no somos, ni hemos sido nunca socios del Casino. Cualquiera que pertenezca a la P.H.C. (escribo el nombre en acrónimo que es muy largo), evidentemente pertence a dicha institución.

Otra característica de mi ciudad en general y de la P.H.C. en particular es pensar antes de nada en "el qué dirán" y en la apariencia: lo importante no es lo que uno es, es lo que los demás creen que eres. Esta peculiar filosofía de vida, propicia que se produzcan situaciones totalmente absurdas que no tienen ni pies ni cabeza. El 80% de los miembros de las grande sfamilias de los años 60-70 ahora son ricos venidos a menos pero claro, hay que seguir haciendo alarde de apellido y alta alcurnia y a dónde no llega, se manda recado si hace falta. Por lo tanto, los bisnietos de las grandes familias seguirán yendo a colegios cuya matrícula cuesta un riñón, aunque no se tenga ni para comer. En verano la semanita de vacaciones a todo tren es sagrada, aunque se tenga que pedir un crédito para poder ir. La ropa necesariamente tendrá que ser de marca aunque guardemos las etiquetas y se devuelva una vez haya pasado el superevento al que haya que asisitir. La cuota del casino es el único pago que se lleva religiosamente al día. Los hijos y nietos de "los pobres" no pueden prosperar y si, Dios quiera que no, lo hacen, hay que dejarles bien clarito que no pertenecen a ese exclusivo mundo desde el minuto cero.

Este comportamiento no es, para nada, la tónica general. Estas chorradas únicamente las hacen cuatro muertos de hambre que se creen que esto sigue siendo principios de los 70, cuando había criadas con cofia y la máxima aspiración de las niñas de 18 años era pillar cacho con uno de los marinos de la Escuela Naval Militar y no trabajar (eso es de pobres). Son un puñado de pedantes que se pasean por la ciudad con aires de grandilocuencia y un rictus facial como si oliera mal  a su alrededor. Pero alguno de estos especímenes todavía queda y son lo que denominamos "Pontevedra High Class". Repito que no es lo habitual, gente así la hay en todos lados, yo simplemente me limito a escribir sobre los que pueblan mi ciudad. Como ya dije, están en peligro de extinción.

En mi edificio tengo alguno de estos pardillos, concretamente tres (que son bastantes teniendo en cuenta que no vivo en el centro). De una ya os hablé en una ocasión, (la vecina plasta), con otra hace bastante que no coincido en el ascensor y cuándo tengo "esa suerte" la cosa no va más allá de un "hola/qué tal". Voy a contar mi corto viaje es ascensor con un miembro de la familia a la que pertenecen los terceros en discordia.

Hoy por la mañana, tras salir a hacer algún que otro recado con mi padre, una servidora se encontraba esperando el ascensor, cuando por el rabillo del ojo observé como mi querido vecino al que, con todo el cariño, llamaré Willy Fog (enseguida sabréis porqué) estaba con sus llaves en la mano intentando entrar. Como el tío, además de pedante, es muy educado y agradable (los buenos modales que no falten, por Dios) me dije a mí misma que le iba a ahorrar la maniobra. Bajo los dos escalones que me separaban de la puerta de entrada y le abro. A continuación va una transcripción de la conversación. Por cierto, casualidades de la vida es socio del Casino y estuvo muy bien situado en la directiva del mismo.


Willy Fog: Hola, buenos días.
María_MC: Buenos días. Es un señor mayor, me dije a mi misma, dale conversación que podría ser algo entre tu padre y tu abuelo. Ya refresca ¿eh? y pensar que hace dos semanas estábamos en la playa....
W.F.: La verdad es que sí, que han bajado las temperaturas de una forma...
María_MC: el clásico otoño en Galicia.

Y, ahora, atención con lo que me salió el tío. Redoble de tambores....
W.F: Pues yo este verano estuve dando la vuelta al mundo con unos amigos y en los Emiratos Árabes, había 45ºC.

María_MC: Yo también estuve a 45ºC ¿sabe? es que trabajo en Orense. No hace falta irse tan lejos. (Se abre la puerta del ascensor)
W.F. jajajaja Me alegro de verte
María_MC: jajajaja (Ambas risas falsas)

Hay que reconocerle el paisano la "sutilidad" con que llevó la conversación a su terreno. Tuvo mérito, la verdad sea dicha. Seguro que cuando le salí con lo del tiempo los engranajes de su cerebro se pusieron a trabajar a toda máquina para ver cómo podía meter lo de la escapadita  veraniega en la conversación. El mensaje estaba claro: "da igual que esté jubilado, mi mujer no haya trabajado en su vida, siga viviendo de alquiler y tenga una tortuga asmática por coche: que sepas bonita, que este verano dí la vuelta al mundo".

martes, 5 de octubre de 2010

Situaciones absurdas de mi vida cotidiana. Capítulo IV: la mala combinación lluvia+coche.

Antes de empezar con el asunto concreto que voy a tratar, una pequeña aclaración. Soy una persona extremadamente responsable al volante. NUNCA hago una maniobra de riesgo y las que no tienen riesgo (como por ejemplo un mero adelantamiento por una carretera de doble sentido) no las hago a menos que las vea 100% seguras. Ahora bien, la velocidad me encanta y si la máxima permitida es 120 km/h las condiciones de la carretera y meteorológicas son óptimas y no hay ningún tipo de peligro, nunca me veréis a 119. Siempre dentro de la ley. De todos modos la cabra tira al monte y yo soy hija de mi padre. Y ahora ya no tanto, pero de joven me consta que no era de los que iban pisando huevos precisamente. La genética me ampara en este asunto. Y ahora a lo que vamos.

Es otoño y estamos en Galicia lo cuál implica que semana sí semana también, estaremos bajo la amenaza de temporal por lluvia y viento. Seguro que habrá algún notas que lo achaque al cambio climático que, haberlo hailo, pero éste no es el caso. Aquí la meteorología otoñal es así de toda la vida.
Este último fin de semana fue uno de esos de los que yo llamo "café y manta" llovía a mares y no se podía salir de casa. Pero claro, llegado el domingo por la tarde a pesar de estar como una reina en casa en Pontevedra y de las inclemencias del tiempo, una servidora debía emprender rumbo hacia Ourense que hoy había que trabajar. Lo peor del viaje de vuelta ¿la lluvia? ¿el viento? ¿un árbol caído en medio de la carretera? NO, la brasa que me dieron mis padres todo el santo fin de semana con la precaución al volante, que incluyó un parte meteorológico detallado cada hora y un par de situaciones absurdas. Como viene siendo habitual en estos casos, de color azul todo aquello que pienso y no digo. Ya sabéis como funciona esto.

Situacion 1:

Llego el viernes por la tarde-noche a casa y se me recibe así:

Padres de María_MC: ¡Hola cariño! (beso) ¿qué tal el viaje? (beso al otro progenitor). 
María_MC: Muy bien, como siempre.
P. M. ¿Viniste por la carretera general o por la autovía? (Beso a mi hermana).
María_MC: ¿Otra vez? Pero si lo saben de sobra que es el mismo cuento cada fin de semana. Tranqui que acabas de llegar, es muy pronto para una discusión bizantina. Por la general, ya sabéis que si no hay curvas, me aburro.
Dirijo mis pasos hacia la habitación del fondo del pasillo para dejar la maleta y no he llegado cuando oigo:
P.M: Pues dan temporal de lluvia y viento para todo el fin de semana, así que el domingo cuando marches ten cuidado y vete despacio.
María_MC: Genial, no he dejado la maleta y ya estamos hablando de cuando me marche. ¡Hogar, dulce hogar! Vale.
P.M. Y ahora está bien pero cuando empiece el frío mejor que no vayas por la general que el Paraño estará helado, vete por la autovía que la tienen más cuidada.
María_MC: Y también por la autovía tengo únicamente 3 sitios para parar en 130 km y por la general hay un bar cada 100 metros (aclaración: en Galicia la población está muy dispersa. Tres casas ya es un núcleo poblacional y cuatro una parroquia. Los pueblos no están delimitados. Nunca deja de haber casas). Vale, papá.

Ya véis. No tuve tiempo de quitarme la cazadora y ya se me esté adoctrinando, no sólo para el viaje de vuelta, sino para dentro de mes y medio más o menos. Y yo aguantando el tipo sin meterme con nadie. He madurado un montón, estoy orgullosa de mí misma.

Situación 2:

Sábado después de comer, la lluvia arrecia. Mi madre está durmiendo la siesta con la radio de fondo y debieron dar el parte meteorológico. Yo estaba viendo Brothers and Sisters en mi ordenador cuando oigo un alarido desde el otro ala de la casa.

Madre María_MC: ¡¡¡¡Maríaaaaaaa!!!!!!!
María_MC: Pues si tú no te levantas y gritas, yo aquí me quedo sentadita en la butaca. Así que a gritar toca. ¿¿¿¿¿¿Quéeeeeee???????
Mami: ¡¡¡¡¡¡Que mañana va a llover mucho y que va a haber mucho viento!!!!!!. ¿Dónde he oído esto yo antes? Estoy teniendo un deja vu brutal.
María_MC ¿Y? ¿Qué pretendes? ¿que me quede aquí y no vaya a trabajar el lunes? Seguro que a mi jefe le encanta eso de que no voy porque hace viento. Voy a hacerme la tonta a ver con qué me sale ahora. La próxima vez que llueva un poco fuerte no vengo el fin de semana, ya verás como empezamos a cambiar el discursito de marras.
Mami: Pues que respetes la distancia de seguridad y que vayas despacio.
María_MC: ¿¿¿¿¿¿¿¿ ???????????? ¿Lo Cualo? Eso hay que hacerlo aunque no llueva y no sople el viento. ¿Por quién me has tomado? Punto, set y partido para mí.

Situación 3:

De ahí a media hora, papi hace su entrada en escena.

Papi: Oye, que dice La Voz de Galicia que además de lluvia, va a haber viento. ¡No fastidies! ¡No estaba previsto! Esto se sale totalmente del guión. ¿Porque nunca nadie me dice nada?
María_MC: (Miro por encima de los cristales de las gafas). Ya, algo había oído, sí. ¿qué le voy a hacer papá?
Papi: Pues que agarres bien el volante que a ver si se te va a ir el coche con el viento. ¡No me lo puedo creer! ¡Tengo una licenciatura, dadme un voto de confianza por el amor del Boss! Sí que he madurado. Tengo la réplica borde en la punta de la lengua y aguanto como una campeona.

Situación 4: la traca final.

 Que conste que hubo alguna más, incluída una clase por teléfono de conducción segura por parte de mi abuela. Esa persona que lo más cerca que ha estado de tocar un volante es cuando va en el asiento del copiloto y se pone el cinturón.

Domingo después de comer. Hago la maleta.

Papi: ¿Ya marchas?
María_MC: Sí.
Papi: Pues es la mejor hora. Márchándote a las cuatro, está todo el mundo de sobremasa. Además, que ahora mismo está amainando. Entra otro frente a última hora de la tarde pero porla costa y tú vas hacia el interior...
María_MC: Ya, bueno es que tengo cosas que hacer allí ¿sabes? la hora es lo de menos. Me iría de buena gana más tarde. Ya he conducido con lluvia a mares, no me agrada pero tampoco me asusta.

Ya en el ascensor.
Papi: ¿Vas así? ¿No tendrás frío? Aclarar que iba con un pantalón de deporte corto, camiseta y sudadera.
María_MC: Pero si voy de garaje a garaje. ¿qué frío voy a tener?
Papi: Bueno mujer, ¿Y si te tienes que bajar del coche por cualquier cosa? (Como evitamos decir "si te pasa cualquier cosa..." ¿Eh?) ¿Vas con esa pinta? Se acabó, esto pide una ironía a gritos:
María_MC: No es para tanto. Además, que si tengo que cambiar una rueda o algo, conseguiré más ayuda si enseño pierna ¿no? Está todo pensado, papá. Estadísticamente es más probable encontrarme a un caballero español en una gasolinera que a una mujer. Todo forma parte de mi plan de S.O.S. No te preocupes, sé cuidar de mí misma. ¿Qué? ¿Me acompañas al garaje y me ayudas a bajar las cosas?

La ceja de mi padre cobró vida propia. Primero se levantó y luego bajó para acabar en ese ceño fruncido que le ha dejado una arruga horrorosa en el entrecejo (dicho sea de paso). Me echó su mirada de: ¿No puedes contestar como una persona normal? Finalmente dijo, deja que te ayude con algo.

Por cierto: ¡menuda carrera de meteorólogo se truncó con mi padre! Ni amainar, ni leches. Una mierda de tiempo hasta 15 km antes de llegar a Ourense. Árbol caído incluído.

domingo, 3 de octubre de 2010

Segunda edición del amigo invisible bloguero: yo me apunto.

En enero del año de este año, cuando únicamente contaba con poco más de un mes de experiencia en esto de los diarios virtuales, vi en el blog de Adicto TV cómo se había organizado un amigo invisible bloguero. Cuando leí el post en el que se desvelaba todo "el pastel" y se colgaban fotos con los regalos, me dije a mí misma que era una pena no haberme enterado de que se organizaba porque me encantó la idea. Cuando comenté dicha entrada ya le dejé bien claro a Adicto mi intención de participar en la siguiente edición. Pues bien, este día ha llegado y, como adelanté el pasado enero, yo me apunto.

Este tipo de actividades siempre me han entusiasmado: en el colegio, en el instituto, en la residencia universitaria.... siempre he participado y me lo he tomado tan en serio hasta el punto de desarrollar un arbol de probabilidades para adivinar quién era el amigo de quién antes de que llegase el día en el que nos sentaríamos e intercambiaríamos regalo. Estar al loro de las entradas y salidas de las habitaciones de la residencia, analizar exhaustivamente la letra de las notas-pista, montar los más disparatados teatrillos para evitar que la persona a la que le regalaba se enterase de que yo era su "amiga invisible" etc. Para mí era una motivación extra, algo con lo que pasármelo todavía mejor. Hay quién me consideraba una Sherlock de pacotilla, pero diré en mi defensa que SIEMPRE acertaba. Me llevaría más o menos tiempo descubrirlo pero en todas las ocasiones supe "quién era quién". Modestia aparte, tengo muy desarrollado el instinto policial.

Este va a ser un amigo invisible diferente. Obviamente y, más que nada por circusntancias geográficas, no voy a poder poner en marcha toda la maquinaria indagatoria que me gasto en estas ocasiones. Además es problable que esté oxidada: soy más vieja y tengo menos tiempo libre. Pero creo que disfrutará enormemente del juego. Me llama poderosamente la atención como, sin ponernos cara, conocemos unos de otros aspectos de nuestra vida. En ocasiones aspectos de lo más personal. El anonimato proporciona una seguridad a la hora de confesar sentimientos que no se consigue con años y años de amistad y demás lazos afectivos. Todo esto de las relaciones a través de redes sociales me produce una enorme curiosidad.

Parafraseando a Mercedes Milá (esto te lo dedico AdictoTv) este amigo invisible es un experimento sociológico. Básicamente porque estoy convencida de que a pesar de no conocernos físicamente se acertarán con los regalos mucho más que con personas de nuestro entorno más próximo, debido a lo que dije antes: el anonimato proporciona seguridad a la hora de confesar sentimientos. Es probable que seamos más sinceros y menos cínicos aquí, en esta plataforma virtual, de lo que somos en la vida real. Y no es cuestionable, hay unas normas de sociedad conforme a las cuales debemos jugar y, seamos honestos, la sinceridad total (aunque venga acompañada de tacto) no es del todo bien recibida.

Tras exponer, una vez más, una de mis teorías de la vida, desde aquí os animo a participar. ¿Qué hay que hacer? mejor lo explica el ideólogo de todo esto (pulsad aquí). Y nada más, como diría Joaquín Prat senior ¡A jugar!