jueves, 31 de diciembre de 2009

FELIZ 2010!!





Pues otro año que se acaba, y ahora momento abuela "parece que fue ayer cuando íbamos para 2009". Y la verdad que poco más, no soy nada dada a discursitos en fechas señaladas, es algo que me horririza, así que me limito a desearos un muy Feliz Año 2010. Y, en caso de que no se pudiera mejorar, ya sabeis lo que se dice: "Virgencita, Virgencia, que me quede como estoy.

Hasta el año que viene!!!!!

miércoles, 30 de diciembre de 2009

“El honor perdido de Katharina Blum” de Heinrich Böll.





Ha sido el último libro que me ha dado tiempo a leer en 2009, si ya lo se, otra entrada de libros pero ¿qué queréis? Llueve (y mucho, “made in Galicia” por calificarlo de algún modo) y eso implica pasar mucho tiempo en casa. Intentaré ser más original en 2010.

Me decidí por esta novela después de leer una reseña sobre ella. Se trata de un relato breve, 120 páginas, con lo que mi autoimpuesta norma de dar un margen de 100 páginas a los libros para que me enganchen, quedaba sin efecto en este caso. Aunque no me hubiese enganchado, la habría acabado por orgullo.

Heinrich Böll, publica esta novela basada en un hecho real, dos años después de ganar el Premio Novel de literatura. El planteamiento es sencillo, una empleada del hogar responsable, trabajadora, que nunca ha dado que hablar, mata a sangre fría a un periodista ¿qué es lo que le motiva a hacerlo? A través de una forma peculiar de flashbacks, la narración de los hechos es en forma de informe policial, se exponen las razones que la llevaron a hacerlo.
Katharina una joven de infancia dura y que se ha hecho a si misma, acude a un baile y conoce a un hombre con el que pasa la noche, a la mañana siguiente es interrogada debido a que su amante es un criminal buscado y es acusada de cómplice. A partir de ahí, cierto tipo de prensa se abalanza de forma cruel sobre ella, sin dudar ni un segundo en tergiversar y alterar la verdad falseando y modificando convenientemente todos y cada uno de los testimonios que sobre los hechos se hacen.

El autor hace toda una crítica a cierto tipo de prensa, mostrando como muchas veces las mentiras, calumnias y deformaciones de la realidad crecen y se extienden a un ritmo vertiginoso y se hacen más creíbles que la propia verdad.

Me gustó, no la pondré en mi “lista libros de imprescindible lectura antes de la muerte”, pero fue muy válida para pasar una tarde de obligado recogimiento debido a una alerta naranja por temporal de viento y lluvia (otra más).

martes, 29 de diciembre de 2009

"Sin respiro" de William Boyd


Una maravillosa casualidad me llevó a descubrir esta novela. Siempre he dicho que, en materia de literatura de entretenimiento, no hay nada como una novela de espionaje bien escrita, ya que, en una misma novela, hay una concentración de varios temas: suspense, traición, dosis de romance etc. Sin duda alguna, Sin respiro, está a la altura de las circunstancias.

Pongámonos en situación: una veraniega tarde de sábado Ruth Gilmartin acude con su hijo Jochen a visitar a su madre, Sally Gilmartin. Cuando la visita se acaba, y no antes, y se disponen a montar en el coche de regreso a su casa, Sally pone en manos de su hija el primer capítulo de un manuscrito titulado “La historia de Eva Delectorskaya”, cuando ésta le pregunta quién es esa tal Eva, Sally responde que ella, que ese es su verdadero nombre. De esta forma tan sutil, vamos a decir, se entera de que su madre fue una espía de los Servicios Secretos Británicos durante la II Guerra Mundial.
Este es el punto de partida de esta historia. A partir de aquí se intercala la narración de cómo fue reclutada Eva Delectorskaya como espía y la evolución que la lleva a ser Sally Gilmartin, con el proceso de asimilación de la noticia por parte de Ruth. Y digo proceso porque no sólo le suelta la bomba informativa, si no que, por encima, lo hace por capítulos.

El autor, William Boyd, que fue galardonado con el Costa Novel Award en 2006 por esta novela, narra esta interesante historia de espionaje y contraespionaje de una forma meticulosa, pero directa, sin rodeos innecesarios, manteniendo en el lector el suspense hasta el último momento, de forma que es necesario llegar hasta el final para comprenderlo todo.

Si se me pregunta mi humilde opinión, aunque creo que ésta ha quedado bastante clara, diré que realmente merece la pena leer esta novela. Cuando la tuve por primera vez entre mis manos, tuve una corazonada, no lo dudé ni un segundo y no me equivoqué. Cuando llegó el momento de devolverla tuve serias tentaciones de hacerme la sueca y quedármela, pero qué le voy a hacer soy un buena chica.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Balance de 2009



El año 2009 se acaba, y ya es todo un clásico lo de hacer balance y pensar en propósitos para el 2010. Lo de los propósitos, lo pensaré el día 1 por la mañana cuando esté tirada en el sofá viendo los saltos de esquí (otro clásico, si es que esta época es de tradiciones puras y duras), ahora toca balance.

El 2009, para mi, ha sido un año de contrastes. He vivido algunos de los mejores momentos de mi vida, pero también he vivido el peor hasta la fecha, así que aunque creo que la balanza definitivamente se inclina hacia lo positivo, la negativa no está vacía precisamente.

Vamos con lo bueno: he presentado el Proyecto Fin de Carrera, la cosa no estuvo exenta de estrés y tensión, pero al final lo logré. Desde el 18 de septiembre puedo decir con orgullo que soy Ingeniero Químico. Hace unos años, cuando empecé la carrera, ser ingeniero significaba tener un trabajo casi de forma automática una vez acababas, a algún afortunado las empresas lo iban a buscar a casa. Hoy en día, tener un título en ingeniería lo único que te asegura es que vas a ser la dependienta de Zara, camarera o cajera con más preparación de la tienda, o no, puede que tengas una compañera que sea ingeniero y, además, tenga un máster.
¿Y de qué nos extrañamos?, en una gran crisis como esta, a escala mundial, nosotros seremos el país que más tarde en salir por una sencilla razón: vivimos de servirle los cubatas en verano a los turistas de los países europeos desarrollados entre los que, por mucho que nos empeñemos, no estamos incluidos. Cuando ellos superen la crisis y vuelvan a irse de vacaciones, España empezará a levantar cabeza, pero bueno, ese es otro tema.

En este año 2009, también tuve mi primer trabajo, fue un contrato de tres meses como becaria, pero fue el primer sueldo ganado con el sudor de mi frente. Espero que no se revise la cinta de seguridad del cajero al que fui un día a finales de marzo a sacar dinero y vi que había cobrado por primera vez, menudo bailecito me maqué allí mismo. En ese tiempo, además, tuve experiencias tan importantes para un trabajador español medio, como puede ser, mi primera llamada personal desde el trabajo, mi primer robo de material de oficina (unos clips y un boli) etc, ya se sabe, esas pequeñas cosas que hacen más llevadera la jornada laboral. La picaresca española al servicio del humilde trabajador. He de decir también que este año fue el de mi primera vez en la cola del Inem, punto negativo donde los haya.

También conseguí pequeñas “victorias”, como que mi padre se fiase de mi como conductora, fue todo un descubrimiento ir con él en el coche sin que me fuese dirigiendo maniobra por maniobra.Otro pequeño logro, fue que tuve la paciencia suficiente para no cortarme el pelo a principios de verano. Puede sonar estúpido pero siempre quise tener melena larga y nunca aguanté el tiempo necesario como para dejarla crecer, en cuanto ponía un pie en la playa, de allí iba derechita a pedir vez a la peluquería.

El único punto negativo fue la pérdida de mi abuela. Se que era mayor, que estaba enferma y su cuerpo necesitaba descansar, pero egoístamente quería tenerla siempre conmigo. Mis abuelos murieron cuando era muy pequeña por lo que no recuerdo haberlos llorado, sabía que no los iba a ver más pero no era consciente de lo que realmente significaba eso. La muerte de mi abuela supuso para mí, la primera pérdida personal importante de mi vida, la primera vez que me dieron un pésame, la primera vez que me sentí triste y lloré por algo que no tenía solución. Me quedo con su lección vital, fue un ejemplo a seguir: nunca conocí a una persona con tanta fuerza mental como ella, nunca vi tanta sabiduría y cultura concentrada en una única persona. Y cuando no sabía de algo nunca vi tanto afán por aprender. Por poner un ejemplo, aprendió inglés cuando ya era viejecita y de forma totalmente autodidacta.

Después de este pequeño resumen del último año, al próximo sólo le pido quedarme como estoy en materia de salud y un trabajo. Lo del trabajo no sólo se lo pido al año nuevo también a todos los dioses, a todos y cada uno de ellos, que la cosa está muy mal como para andar jugando a una única carta. Cuando se ve que en este país, a pesar de la famosa ley de la economía sostenible, lo único que se sostiene y aumenta es el número de parados, una ya no le hace ascos a ninguna religión.
En fin, como decimos en mi tierra: maloserá.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

¡Feliz Navidad!


Desde aquí, desear una muy feliz Navidad y que nadie con el que ceneis se acuerde de que en la Primera hay el especial de Raphael de todos los años, aunque, si la reunión va a ser tensa, a lo mejor ayuda a cortarla y todo.

De acuerdo con mi filosofía de tomarme estas fechas con el mayor sentido del humor posible, os dejo un monólogo de mi paisano Luis Piedrahita sobre la letra de los villancicos.



martes, 22 de diciembre de 2009

Elegir un buen libro puede ser frustrante





Me encanta ir a comprar libros, me lo paso bomba y el tiempo se me pasa volando. En esta época del año, además, me es inevitable no parar en alguna librería buscando el regalo para alguien o, lo que más me gusta, buscando regalos para mí. Ya se sabe, no se pide directamente (que es de mala educación) pero se deja caer sutilmente lo que uno desea.

El caso es que cuando llegas a una librería, a no ser que vayas a tiro fijo (que no suele ser mi caso) tienes que decidirte siempre entre varios títulos, ¿qué haces al respecto? El sentido común dice que leer la contraportada para enterarte de qué va, además suele haber escrito algo sobre el autor y, para dar caché, hay alguna crítica del Washington Post o un periódico de estos americanos de renombre, que no has leído ni leerás en tu vida, pero parece que si dice que un libro es bueno éste todavía es mejor si cabe.

Bueno, ya estamos dentro de la librería, tenemos hecha una primera selección de varios volúmenes, así que nos disponemos a realizar el análisis de la contraportada y ahí viene el “problema”. Yo no lo sabía, pero por lo visto en todas las editoriales hay personas cuyo trabajo es única y exclusivamente escribir las sinopsis de los libros en las contraportadas, pues a alguna de esta gente no les vendría mal un cursillo de reciclaje laboral sobre “marketing literario” o algo así. Lo que necesitas para decidirte a comprar un libro es un par de frases escogidas, como mucho un párrafo, en el que te tienen que vender el libro. Es decir, la información justa para saber si te interesa o no: género y trama, ni más ni menos. Pero es que hay algunos que escriben todo un testamento y, por encima, la letra que usan es muy pequeña, porque las dimensiones de la cubierta son limitadas, vamos que cuando voy por la tercera línea (en el mejor de los casos) dejo el libro en el estante porque me da una pereza enorme continuar. Es que si sigo, casi que me leo el libro entero allí mismo.
Escoger libros, una actividad que, a priori, me resulta amena, se convierte en deseperante y acabo con dolor de cabeza porque la ley de Murphy es la única que no tiene excepciones y, justo en ese momento, no llevo las gafas encima. Lo que nos lleva, por encima, a tener una pequeña crisis de edad: "¿cuándo fue el momento en el que empecé a necesitar gafas para todo?"
¿No es el siglo XXI el siglo de no perder el tiempo? ¿No es el siglo XXI, el siglo de las nuevas tecnologías? Si quiero más información porque la cosa no me acaba de convencer, voy a mi casa, me pongo ropa cómoda y las gafas, enciendo el ordenador y me meto en uno de los cientos o miles de blogs o foros de opinión que hay en Internet sobre libros, y allí me empapo de información. Y no estoy de pie, cargando con el bolso, el paraguas, alguna bolsa de comercio y sin gafas y, algunas veces, llevas acompañante incorporado que no hace más que meterte prisa. ¿Cuántas joyas de la literatura habré dejado escapar porque un tío se empeña en enrrollarse como una persiana? El refranero español, rico y prolífico donde los haya, es muy claro a este respecto: "lo bueno, si es breve, dos veces bueno".

domingo, 20 de diciembre de 2009

"Nocte de paz"


Buceando por Internet me encontré este conjunto de relatos cortos cargados de humor negro navideño. A mi me sirve para calentar motores de cara a estas fechas. Aquí os dejo el enlace para descargarlo.

http://www.edicionesefimeras.com/noctedepaz.html
Mis favoritos (básicamente con los que más me reí) son: "Quiero mi regalo" y "Belén o árbol" de David Jasso, "Espíritu navideño" de J. E. Álamo, "Ponga un pobre en su mesa" y "Carta a los reyes" de Roberto Malo y "Como manda la tradición" de Julián Sánchez.

Recomiendo esta combinación de humor ácido y macabro con una visión… vamos a decir diferente de la Navidad, especialmente para todos aquellos que, como yo, piensan que el espíritu navideño está algo sobrevalorado. Ideal para aquellos que están hartos de los tópicos propios de esta época del año, de los villancicos, de los anuncios de juguetes, de las ventanas de las casas y escaparates de comercios decorados con tantas luces intermitentes que parecen la entrada de una barra americana y, sobretodo, para aquellos a los que no les queda más remedio que pasar la mayor parte de las vacaciones encerrados en una biblioteca, porque tienen los exámenes a la vuelta de la esquina (no me queda tan lejos, aún siento cierta empatía por esta gente). A todos ellos esperar que alguno de estos minirrelatos (algunos tan mini que son una única frase) les arranque una sonrisa o una carcajada, como a mi.
¿Cuál es vuestro favorito?

sábado, 19 de diciembre de 2009

Burlando a la parca


No pasará a los anales de la historia por ser una joya de la literatura, ni su autor ganará el Premio Novel de literatura por escribirlo (aunque si lo ganó Obama, ¿por qué no?), pero es el libro más entretenido y disparatado que he leído en mucho tiempo.

Llegó a casa de la mano de mi hermana, (desde aquí aprovecho y le doy las gracias), que leyó la sinopsis que de él se hacía en la revista del Círculo de Lectores. En ella (y por lo visto en todos lados) se vende al protagonista como una mezcla entre Tony Soprano y House. No pintaba mal la cosa, así que finalmente se pidió el libro de marras.
Empecé con recelo a leerlo, ya se sabe, expectativas muy altas, batacazo seguro. Al acabar el primer capítulo pensé que había perdido 10 minutos de mi vida que jamás recuperaría, mis peores augurios se cumplían. Pero como tengo la manía de dar a cada libro 100 páginas para engancharme antes de devolverlo a la estantería, continué y ya no pude parar: lo leí prácticamente del tirón. Lo mejor, el tono ácido y el lenguaje con el que se expresa el protagonista, sin duda es un libro para los amantes del humor negro entre los que me incluyo. A cualquiera que me conozca un poco y lo lea, no le sorprenderá mi entusiasmo con la novela.

El argumento cuanto menos es insólito, Peter Brown (llamado antes Pietro Brwna), es médico en el Hospital Católico de Manhattan, aunque antes era sicario de la mafia. Un buen día llega a la habitación de un paciente que debe someterse a una operación un tanto delicada, que resulta ser Nicolás LoBrutto, un mafioso al que conocía de su vida anterior. Éste, lo amenaza con que se desvele su paradero (está en el programa de protección de testigos, de ahí su cambio de nombre) en caso de que muera en el transcurso de dicha operación. A partir de ahí, el propio Peter narra los pasos a seguir, intercalando la historia de cómo acaba de esa guisa. Y hasta ahí puedo leer, obtener más información ya no es cosa mía.

El autor es Josh Bazell, un médico de San Francisco, diplomado en Literatura Inglesa y Escritura creativa, que se estrena como escritor con esta novela que escribió durante su periodo de residencia. Los derechos de autor para hacer la película, ya están vendidos y el nombre de Leonardo di Caprio suena con fuerza para interpretar al protagonista.
La práxima novela de Bazell, también está protagonizada por Peter Brown, sólo espero que, en este caso, no se cumpla aquello de que segundas partes nunca fueron buenas. Sería un duro golpe que no estuviera a la altura. La única ocasión en la que, en mi opinión, una segunda parte supera a la primera es con la película de El Padrino, también sobre la mafia. Me gustaría verlo como una señal y no como una coincidencia.

martes, 15 de diciembre de 2009

Don´t stop the music!!



El año pasado, de casualidad, descubrí a Jaime Cullum. Claro que había escuchado alguna de sus canciones, sólo que no le ponía ni cara ni nombre al artista. El caso es que un día en la sala de espera del médico me puse a hojear una revista y, leí algo sobre él. Cuando llegué a casa y le busqué en San Google, fue cuando caí en la cuenta: “Ah! Es este tío” me dije, y me puse manos a la obra para conseguir su discografía. Lo peor fue la mirada inquisitoria de mi hermana cuando, inocente de mí, le hablé de mi hallazgo y resulta que ya lo conocía desde hacía un montón de tiempo. Fue como una bofetada en la cara, pero hay que reconocer que musicalmente hablando, la chica va un paso por delante de mí. Desde entonces, alguna canción suya me acompaña siempre en mi iPod.

No es que sea una apasionada del jazz, de hecho, a pesar de que me gusta una amplia variedad de estilos musicales, rock, pop, clásica, celta… el jazz era algo que, no voy a decir que me aburriera soberanamente, pero poco le faltaba. Pero Jaime Cullum puso de vuelta todos los prejuicios que pudiera tener sobre el jazz.
La mejor definición que se puede hacer de este chico es que él es la música personificada, y lo demostró con creces cuando fue a "El Hormiguero" e hizo una canción dando golpes con sus manos en la cubierta del piano sin tocar ni una sola tecla y, encima, sonaba bien. Lo del programa de Pablo Motos para mi fue la prueba definitiva para convertirme en una verdadera fan. Es muy arriesgado para un artista ir a este tipo de programas de variedades donde se entrevista al invitado con toques de humor y se requiere de su colaboración para las más disparatadas actividades. Puede pasar que te reafirmes en tu opinión y te siga gustando o no, pero puede pasar que su actitud te haga cambiar tu veredicto con respecto a él. Y cuando alguien te encanta y resulta que, viéndole en semejante tesitura, aburre a las ovejas te llevas una enorme decepción. Este no fue para nada el caso, ya digo que ya me gustaba antes pero es que encima resulta que el chaval es majísimo y gracioso, con lo que se ganó mi fidelidad de por vida.

Acaba de presentar nuevo disco “The Pursuit”, ya lo he conseguido y he de decir que me encanta, este chico es una especie de Dios del piano y se lo que me digo, que estudié el susodicho instrumento durante ocho largos años. El primer single “I´m all over it” es estupendo pero lo que más me gustó fue la versión jazz de la canción de Rihanna “Don´t stop the music”. Una muestra de como una canción normalilla, (es verdad que es ideal para la bailar en la discoteca y para salir a correr, pero no deja de ser nada del otro mundo) se convierte en una obra maestra. Decir que tiene un directo estupendo con conocimiento de causa, todavía no lo puedo hacer, es una de las cosas que aún tengo pendientes pero, para matar el gusanillo, tengo el concierto de puro cuatro del que dejo una muestra.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Hay algo que me llevo preguntando muchos días, concretamente 29, desde que Aminatu Haidar comenzó su huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote, poniendo al Gobierno español entre la espada y la pared. Lo que yo me pregunto es: ¿Qué hubiera pasado si en lugar del PSOE, el partido que estuviera en el gobierno fuese el PP?
No creo que sea descabellado pensar que habría tropecientasmil manifestaciones en cada plaza de cada pueblo o ciudad española, probablemente ya habría recibido en el móvil varios sms de esos de pásalo que tan de moda estuvieron cuando lo de la guerra de Irak por mencionar algunas “medidas” que se me vienen ahora mismo a la cabeza. Probablemente, en lugar de la paciencia que se está teniendo con la gestión del ejecutivo, se le habría llamado de todo menos guapo a la persona que ocupase la Moncloa, y probablemente ya habrían salido los artistas de la ceja en manifestaciones sonadísimas.
No puedo decir que Risto Mejide sea santo de mi devoción, pero tengo que reconocer que desde su programa G-20, el tío dice verdades como puños no casándose con nadie, reparte estopa para ambos lados del hemiciclo. Y él llegó a la misma conclusión que yo: es mucho más fácil manifestarse contra el PP. Si no, no se a qué viene la birria de manifestación que los sindicatos llevaron a cabo el sábado en Madrid, o la ausencia de las mismas con respecto a la guerra de Afganistán (que es una guerra, dejémonos de denominaciones más políticamente correctas) o el tema de Aminatu.
El caso es que como no "mola" dirigir las protestas a este gobierno, dirigimos un escrito al Rey pidiéndole su colaboración como mediador con Marruecos. Para sorpresa de todos, el Rey se muestra dispuesto a colaborar, pero ¿cuál es la respuesta del gobierno? que la corona no se meta. Y, por encima, intentan vender el favor diciendo que lo hacen porque, si fracasa, la imagen de la monarquía se vería seriamente debilitada. Yo creo que es justamenten lo contrario, si al Rey le da por hacerlo bien y solucionase el asunto, el comentario general sería el siguiente: "Qué inútilies son estos tíos que tiene que venir el Rey a sacarles las castañas del fuego". No deberían venir con el cuento entoces de que se hace todo lo que se puede.
En menudo marrón nos ha metido Haidar, así sin comerlo ni beberlo, como si con lo del Alakrana y lo de los secuestrados en Mauritania no tuviésemos suficientes líos diplomáticos.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Se regala Novel

Hoy, en Oslo, le han dado el Premio Novel de la paz a Obama. En su elección, derrotó a rivales como Piedad Córdoba, una senadora colombiana mediadora con las FARC, Morgan Tsvangirai, primer ministro zimbabwense, un hombre que derrocó al dictador Robert Mugalu tras meses de negociaciones. Por poner algunos ejemplos, más que nada.

Por lo visto, los organizadores creyeron conveniente premiar “su visión de un mundo libre de armas nucleares”, vamos que le han otorgado el galardón basándose en lo que puede hacer a lo largo de los próximos cuatro años (ocho, si es reelegido), en lugar de hacerlo por hechos ya consumados, como se venía haciendo hasta ahora y, como nunca debió de dejarse de hacer. Es que si se piensa, este tío ha hecho tantos méritos para ganar un Novel como yo, y a mi la pasta me vendría bastante mejor que a él. Yo también creo en un mundo futuro sin armas nucleares, lo que pasa es que yo no tengo la oportunidad de decirlo por la tele a escala mundial y no soy la primera presidenta negra de Estados Unidos. ¿Discriminación positiva? Pudiera ser, no se puede decir con certeza pero la verdad es que el tema desprende un tufillo sospechoso.

El caso es que el paisano se planta en Oslo en medio de un despliegue de medios impresionante para recoger el premio, una semana después de anunciar el envío de más tropas estadounidenses a Afganistán. El muchacho, que de tonto no tiene ni un pelo, y es consciente que la distinción es inmerecida (y bastante), tiene el marrón de plantarse delante de un montón de gente importante con cientos de cámaras enfocándole y pendientes de cada gesto suyo, y leer un discurso de agradecimiento sabiendo que se lleva el gato al agua siendo presidente de una nación que, en la actualidad, mantiene dos guerras abiertas. ¿Qué hace ante esta situación? Pues echarle un par y decir que la guerra a veces está justificada. Que están en dos guerras, pero que la de Irak está a puntito de acabar y que la de Afganistán no la buscaron ellos, los talibanes provocaron con el 11-S, y ellos respondieron. Y, claro, como el premio era el Novel de la Paz pues para no salirnos del contexto acabamos diciendo que a veces una guerra es necesaria para alcanzar la paz.

¿Tiene razón el amigo Barack? En mi opinión toda, estoy totalmente de acuerdo con él (sin ironías ni sarcasmo, de verdad), ahora bien ¿Es apropiado decir eso cuando el motivo del premio es la Paz osea, la ausencia de guerra? NO ¿La madre Teresa de Calcuta o Gandhi habrían dicho algo parecido? NO, DE NINGUNA MANERA. Y esta es la diferencia básica y primordial por la que ellos se merecen el Premio Novel de la paz y Obama y yo, no. Lo curioso es que Gandhi nunca lo ganó y eso que estuvo nominado cinco veces. ¡Qué injusta es la vida!
Lo que a mi me parece la vuelta de tuerca definitiva, es que uno de los competidores es un tío que derrocó a un dictador y consiguió ser primer ministro de su país sin necesidad de un golpe de estado con acción militar, lo hizo con negociación ¡ahí es nada! Si en los tiempos de violencia que corren, eso no es mérito suficiente para que se lo den a él, que baje Dios y lo vea.


lunes, 7 de diciembre de 2009

Visión de futuro

Hoy, gracias a mi madre, he visto en lo que me quiero convertir cuando sea viejecita. Estaba en la cocina, cuando oí que me llamaba, como estoy cansada de que lo haga para chorradas, no contesté de muy buenas. No obstante, fui a la sala donde ella estaba viendo España Directo y entonces me quedé totalmente impactada con la protagonista del reportaje que se emitía en ese momento.
Lucrecia, que así se llama la señora, es una mujer que pronto cumplirá 90 añazos y lejos de estar metida en casa dedicando su tiempo a realizar las actividades que, se suponen, están asociadas a la gente de su edad, emplea el suyo en ir al gimnasio 3 veces por semana (como si esto no tuviera mérito suficiente, añadir que para ir debe caminar aproximadamente una hora), va a la piscina, escribe libros de cocina… vamos que la superabuela tiene una actividad encima que ya quisieran para sí muchos veinteañeros. Y que no se piense que en el gimnasio la cosa se limita a dar un paseíto en la cinta (que también, a mayores de la caminata que la llevó allí), también realiza ejercicios en máquinas para fortalecer los brazos y abdominales (probablemente hará más cosas pero es lo que se mostró en el vídeo).
Impactante fue también, el verla delante de un ordenador bastante moderno, en el que desarrolla su faceta de escritora, no sólo llevando un diario personal si no también elaborando una bastante extensa bibliografía de libros de cocina. En concreto, siete publicados y uno en proceso, si no me falla la memoria.
Cuando se le pregunta el secreto de su éxito, ella contesta que se limita a hacer deporte y a comer sano “dieta mediterránea sin sus cosas nocivas” fueron sus palabras exactas.
Cuando acabó el reportaje, lo vi claro. Siempre digo que procuro cuidarme porque quiero llegar a los 100 años y esa es una carrera de fondo, pero tras conocer a Lucrecia no me cabe ninguna duda más. No se si llegaré a los 100, o a los 90, ni siquiera se si llegaré a los 26, pero se que si la vida me lo permite y me da longevidad, me encantaría ser como esta mujer. No le pido más a la vida, tener esa edad y tener esa marcha en el cuerpo y esa lucidez en la mente.
Admiro a algunas personas, personajes públicos y conocidos y también a gente anónima para el gran público, supongo que como todo el mundo. Pero toda esa gente ha quedado completamente desterrados en mi lista de ídolos por Lucrecia, la superabuela.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Gilipolleces y gilipollezas

Soy mujer, y estoy en el paro. Cuando miro la sección de empleo en el periódico y leo: “Se necesita contable, asesor, licenciado…” o lo que sea que se demande, entiendo perfectamente que se refiere a hombres y mujeres y para nada me siento discriminada. No es una risa, por lo visto en este país somos más papistas que el Papa y hay que dejar clara la distinción, para muestra el artículo de Arturo Pérez-Reverte que sale publicado hoy en El Semanal XL.
Por lo visto un amiguete del escritor, puso un anuncio en el periódico en el que ponía “Se necesita auditor…” y, como consecuencia, recibió la visita de una inspectora de Trabajo y Asuntos Sociales recriminándole el no haber usado también el género femenino en el anuncio de marras. Recomiendo la lectura del artículo completo puesto que él cuenta el caso con bastante más gracia que yo. (Ver enlace adjunto)

Yo me partí de la risa leyéndolo pero la verdad es que reía por no llorar, de verdad que no encuentro una explicación posible a tanta chorrada. Durante años décadas, siglos, no hubo problema alguno en emplear el género masculino en forma genérica, todos éramos felices y las mujeres no se sentían relegadas a un segundo plano por esta tontería, había cosas más serias por las que sentirse un peldaño por debajo, cosas realmente importantes. Y últimamente, de unos años a esta parte, parece que por no hacer la dichosa aclaración en cualquier declaración pública, el osado orador va a ser apedreado, como mínimo.

¿Soy yo sola, o hay más gente que piensa que nos hemos vuelto todos locos? ¿Es que cuando el político de marras ensaya su discurso no tiene ningún amigo que le diga que suena verdaderamente ridículo? Parece que nos da algo si no estamos presentes de forma explícita en este tipo de proclamas. A mi personalmente, para lo que hay que oír, muchas veces casi prefiero que sólo usen la forma masculina y que no me incluyan.

La gente no se da cuenta de que haciendo esto lo único que se consigue es dejar aún más patente esa desigualdad que, afortunadamente y poco a poco, es cada día un poco menor.
Así no vamos hacia adelante, así lo único que hacemos es ponernos en ridículo cuando nos emocionamos en pleno discurso, empezamos a gustarnos a nosotras mismas mientras leemos, se nos va la pinza y nos pasamos de listas diciendo algo así como lo de “miembros y miembras” de nuestra querida Ministra de Igualdad. Consecuencia: salir en todos los telediarios, "zappines", etcétera y no por nuestros logros, sino por repipis, cursis y gilipollas.

Las mujeres llevamos toda la vida quejándonos de discriminación y no caemos en que con esta actitud feminista de pacotilla, con este talante, no hacemos otra cosa que conseguir que cada día se nos discrimine todavía más pero de otra forma, que creo, es todavía más humillante: la discriminación positiva. Para mí, estas nuevas leyes de igualdad son como un escupitajo en la cara, es algo así como “Pobrecitas, vamos a echarles un cable que ellas solitas no pueden”. Claro que podemos, a lo mejor llegaremos más lentamente pero con la cabeza alta y sin perder la dignidad, y si no, no hace falta más que echar la vista atrás y ver todo lo que conseguimos sin necesidad de leyes ridículas y absurdas. Tarde o temprano llegará el día en que llegue el reconocimiento que nos merecemos, es una cuestión generacional. No hay más que ver las aulas en las universidades y ver el porcentaje de mujeres en las mismas, para darnos cuenta que dentro de pocos años, si tenemos un problema de salud y queremos ponernos en las mejores manos, éstas serán las de una doctora. Si tenemos un problema con la ley, con toda probabilidad seremos juzgadas por una jueza, representadas por una abogada y acusadas por una fiscal (o fiscala no sea que me apedreen) y así un buen puñado de ejemplos más.
Pero lo que más me repatea de todo esto, lo que verdaderamente me pone del hígado son aquellas mujeres que aceptan y defienden este tipo de “beneficios” y creen que nos hacen un favor a todas las demás.

No voy a entrar en que en época de crisis se gasten recursos públicos en tener a gente rastreando los anuncios por palabras para ver si hay alguna “discriminación”, o ir más allá, y analizar la necesidad de montar un Ministerio de Igualdad, con su ministra, sus altos cargos, coches oficiales… cuando lo que hace Bibiana Aído, podrías integrarse perfectamente en otra institución y mientras, hay casi cuatro millones de parados entre los que, por desgracia, me incluyo. No lo voy a hacer, porque noto como una úlcera se abre paso en mi estómago cada vez que lo pienso, lo voy a dejar para cuando tenga trabajo y el gasto público supérfulo, me afecte un poco menos.


http://xlsemanal.finanzas.com/web/firma.php?id_edicion=3687&id_firma=10191

sábado, 5 de diciembre de 2009

Fauna de gimnasio

Me encanta el deporte, lo adoro. Hay quien dice que es como una adicción para mi, a esta gente siempre les contesto lo mismo: “La diferencia entre mis adicciones y las tuyas, es que la mía no sólo no es perjudicial para la salud, sino que está recomendada por la O. M. S.” Curiosamente, casi siempre el que critica el exceso de deporte es una persona que el máximo movimiento que realiza al día es girarse en el sofá para pedir que le traigan una cerveza, mientras que se enciende un cigarrillo, eso si hacen varias repeticiones.

Me encantaría practicar deporte al aire libre, además de una mayor sensación de libertad, cuando corres no te da la sensación de ser un hámster dentro de una jaula, pero eso en Galicia en invierno es imposible. Por poder, se podría pero en lugar de beneficios lo que se obtendría sería una pulmonía de padre y muy señor mío. Si se pretende evitar el hacer ejercicio 1 día si, 15 no, tener una cierta continuidad, no queda más remedio que apuntarse a un gimnasio. Y en el momento en el que pones un pie en uno, te das cuenta de que entras en un universo paralelo en el que coexisten diferentes razas o culturas perfectamente delimitadas y diferenciadas entre si. Hoy voy a hablar de una de mis favoritas: las señoritas yo-eso-no-lo-hago-que-marco-músculo.
Cuando vas a un gimnasio, la actitud ideal es ir por eso de estar saludables, ya se sabe que es recomendable hacer deporte de cierta intensidad varias veces a la semana, lo dicen los médicos y el sentido común. Además de los beneficios para la salud, el deporte proporciona otros a mayores que son digamos más visibles, son los resultados que saltan a la vista. Como consecuencia de machacarte en el gimnasio, además de mejorar en fuerza, resistencia, optimizar la capacidad pulmonar y cardiaca también se obtiene como resultado el tener un cuerpo atlético, acorde con los cánones de belleza que trae como consecuencia, a su vez, una mejora brutal de la autoestima, tú te ves mejor, y eso te reporta una mayor confianza en ti mismo y así un largo etcétera de repercusiones excelentes. Pero no se debe perder la perspectiva, el objetivo principal: se busca salud y además de ésta, se obtiene belleza.
La principal característica de los sujetos que son objeto de nuestro estudio de hoy es la siguiente máxima: “Voy a ponerme guapa y si eso pues ya mejoro en salud, pero tampoco es imprescindible”.

Hay dos fechas clave para su incorporación al gimnasio que no fallan, la más evidente el 2 de enero (los propósitos de año nuevo, ya se sabe), pero la gran masificación viene mediados de abril debido a la O. B. (Operación Bikini). Ven que en menos de dos meses hay que lucir figurín en la playa y se les echa el tiempo encima. Su aparición en el gimnasio suele ir acompañada de alguna dieta rara sacada de alguna revista, en la que se deja de comer de todo y únicamente se come un solo tipo de vegetal que por lo visto tiene unas propiedades acojonantes (antioxidante, hidratante, saciante, quema calorías….), eso si, cinco veces al día, no nos saltamos ninguna comida que esto es una dieta supersaludable. Para beber se mezcla agua con unos polvos comprados en un herbolario de color caca-negra, (de verdad que me pregunto porqué no los hacen de un color un poco más agradable, que no parezca que bebes algo salido de una alcantarilla) y se va con la botella que contiene la mezcla a todos lados y se dan tragos continuamente (debe ser imprescindible el llevar contigo la botella siempre para que la dieta funcione porque si no, no me explico que se cargue con ella a todos lados).

El momento de pagar la matrícula es superimportante, aún no nos hemos puesto el chándal y ya notamos una mejoría brutal, ya parece que hemos adelgazado una barbaridad. En el momento que sales de inscribirte, cruzas una barrera mágica que hace perder peso de forma automática. Yo creo que alguna, si hubiera un báscula en el vestuario, se pesaría en ese mismo instante para comprobarlo. Debe ser que los 40 euros que dejaron en recepción pesaban una barbaridad y, si a eso le sumamos la ropa, el calzado que llevemos puesto y la botella con el líquido negro, por lo menos van 2 kg menos.


Nos cambiamos y salimos “al ruedo” en una mano la toalla y el móvil y en la otra la famosa botella. Nos dirigimos al monitor y cuándo nos pregunta qué queremos hay dos contestaciones de manual. Si se empieza en enero, “vengo a bajar los turrones” (como si el resto del año no hubiéramos comido nada), y si se empieza en abril “vengo más que nada a tonificarme de cara al verano”. El monitor nos manda a calentar, así que nos vamos a la cinta que ponemos a una velocidad irrisoria (no nos vamos a pasar el primer día) y, casualidades de la vida, siempre, siempre, siempre recibimos una llamada telefónica que contestamos después de bajar aún más la velocidad para poder andar y hablar sin asfixiarnos.

La otra característica destacable de esta “etnia” es que siempre se quejan del ejercicio que se les manda, nunca están conformes. Como nos hemos empollado todas las revistas de belleza de ese mes, sabemos perfectamente qué ejercicio hacer y cómo hacerlo. Y el acabose es cuando hay pesas de por medio, entonces es cuando se escucha la famosa frase que da nombre a la raza “yo eso no lo hago que marco músculo”. Si se les mandan 3 series de 15 repeticiones “se readapta”, así que hacemos 1 y media de 10 repeticiones cada una, es decir, 1 serie de 10 y una de 5. La otra corriente es coger una mancuerna de peso mucho menor (imprescindible que el peso de verdadera risa) y hacer 3 repeticiones de 20, acompañándolo de la frase “me pongo poco peso, pero hago muchas repeticiones”. Y si se ve una chica que está en forma, automáticamente se piensa que es vigoréxica o que está preparando unas pruebas físicas para entrar en algún sitio, nunca se hace ejercicio por el placer de la superación personal.

Cuando se está sudando como verdaderos pollos, la creencia popular es pensar que se pierde grasa y la felicidad va en aumento cuanto más se suda. ¿De verdad se creen que se suda grasa? ¿Es que no se dio ciencias naturales en primaria? Tiene que ser un mecanismo de autoconvencimiento, porque sino resulta inexplicable.

Después de este primer día tan intenso, en el que por lo menos se han perdido 5 kilos (puede que 6 si la llamada de la cinta fue inferior a 10 minutos, se pudo aumentar la velocidad así se sudó más y se perdió más grasa), se llega a casa se ven embutidos y dulces y se piensa que perder peso tan rápido no puede ser sano, así que me hago un bocata, y me tomo unas galletas dietéticas-saciantes-adelgazantes que regalan en el herbolario por comprar los polvitos, pero en vez de mojarlas en leche (que engorda una barbaridad), lo hago en un vaso con el líquido negro de marras, que estamos de dieta. Y mañana y pasado, no voy al gimnasio que tengo agujetas, así que en vez de comer la comida de pájaros cinco veces al día suprimo la de media mañana y la de la cena y me bebo dos botellas de líquido negro al día en lugar de una, para compensar.


Para acabar sólo me limitaré a parafrasear a un profesor de biología de mi instituto la única dieta que funciona es la que sigue esta regla: “Menos plato y más zapato” y esta que es de cosecha propia: “Los milagros sin bisturí no existen”.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Un suponer

Pongamos el caso de una chica joven que entra a trabajar en una empresa, hasta ese momento únicamente ha realizado trabajos de escasa relevancia. Empieza trabajando desde abajo, esto no es como la mili donde el valor se supone, debe demostrar su valía antes de darle cierta responsabilidad dentro de la compañía.
Poco a poco y, después de coger ciertas tablas (nadie nace aprendido, tiene que haber cierto adiestramiento del trabajo a desempeñar), devuelve la confianza depositada en ella con creces: ha resultado que no sólo aprende rápido sino que además es mejor que sus propios jefes. Tanto es así que incluso estando éstos de vacaciones, su ausencia no se nota porque nuestra protagonista desempeña su trabajo y el de ellos con total solvencia.
Pero la vida es injusta y la empresa por la que se está dejando la piel, a pesar de sus logros evidentes y de que está mejorando a costa de ella, no le mejora el contrato, no la ascienden, vamos que los peces gordos se afeitan para arriba y no muestran interés alguno por premiarla de alguna forma.

Un talento así, no pasa desapercibido y resulta que empieza a ser conocida en el sector de negocios en el que se mueve, los competidores de esta empresa no son tontos y ven el negocio claro: hay que hacerse con sus servicios.

Así que un buen día por fin la fortuna se alía con ella y la competencia directa de su empresa le pone encima de la mesa la oportunidad de su vida. Obviamente ni se lo piensa ¿realmente les debe algún tipo de lealtad a esa gente?
La cara de tonto que se les debió quedar a los gerifaltes debe ser para verla: “¿Cómo no pudimos verlo venir?”

Planteado así, la cosa está clara y las voces que sonarían serían del tipo: “en la empresa esa son unos negreros de mierda, les está bien”, “Qué bien hizo la tía esta”. Ahora, la cosa cambia si le ponemos cara y nombre a esta persona y ésta no es otra que Pilar Rubio. En ese caso cambiamos el “pobre chica” por “traidora”, o incluso vamos más allá como los de la revista El Jueves y la llamamos “la gilipollas de la semana”. Es más, en algún post de algún foro he llegado a leer que se ha traicionado a si misma y no hay peor traición que esa.
Y yo que pienso que precisamente a ella misma no se ha traicionado, porque ¿acaso si la audiencia no hubiera respondido los jefazos de La Sexta no le habrían rescindido el contrato sin ningún tipo de miramiento?, ¿Se habrían preocupado por su situación? Cada cual que mire por su propio trasero porque los demás no lo van a hacer por ti.

Realmente la noticia es un verdadero un shock mediático, no deja de ser curioso que pasemos de denunciar el trabajo de Telecinco tildándolo de telebasura y de repente vayamos a formar parte de ese circo mediático que tanto parecíamos despreciar y del que tantas veces nos hemos cachondeado. Pilar Rubio es a La Sexta lo que Figo al Barça, aunque la cadena de televisión, se ha tomado con bastante más elegancia su derrota que en su día los culés.
De todos modos no nos engañemos, esto no deja de ser un negocio y “Se lo que hicisteis” vive de lo que critica, que lo hace con gracia no puede negarse y, que conste que soy seguidora de este programa pero las cosas claras y el chocolate espeso.
Ahora la pregunta es: ¿será Telecinco capaz rentabilizar su fichaje estrella?

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La economía de las pequeñas cosas


Antes de ayer estuve tres horas en la Estación de Chamartín esperando el Talgo. Mi entretenimiento, el de casi siempre en estos casos: ir a una de las librerías a comprar una revista y de paso ver los libros, que siempre se encuentra alguno interesante. En este caso el que llamó mi atención se titulaba y titula “El economista camuflado. La economía de las pequeñas cosas” de Tim Harford. Si soy sincera, un libro que tiene en su título la palabra economía no suele atraerme en absoluto, pero en este caso en la ilustración de portada había un vaso de cartón de Starbucks. Lo cogí, le di la vuelta y me dispuse a leer la contraportada encontrándome la siguiente pregunta: “¿Por qué pagas en Starbucks por una taza de café el triple de lo que pagarías en cualquier bar?

El libro no me interesó lo suficiente y acabé comprando sólo el Fotogramas, pero la pregunta me pareció muy sugestiva, tanto que busqué críticas del libro en Internet para ver como el autor la respondía. El amigo Tim Harford viene a decirnos que, entre otras razones, el café de Starbucks es más caro de lo habitual porque la cadena sitúa sus establecimientos en emplazamientos privilegiados y en los que las opciones más económicas son realmente escasas. Viene siendo algo así a lo que sucede en las tiendas de los aeropuertos.

A mi esto me dio que pensar, para nada me considero una persona derrochona pero puedo asegurar que cuando voy a Madrid, no perdono varios cafés en uno de los establecimientos que la franquicia tiene en la capital.
De hecho, hace dos meses fui a Madrid con dos personas (mi hermana y mi madrina) para las que, como para mi, el café es más que un vicio: para nosotras café + conversación es uno de los pequeños placeres de la vida. Puedo asegurar que nos dejamos las suelas de los zapatos en las calles del centro de la ciudad y cada vez que “necesitábamos gasolina” lo primero que mirábamos era si había un Starbucks cerca sabiendo perfectamente que era más caro. Incluso una vez de vuelta a casa, no nos cansamos de comentar que si algún día se abriese uno en Pontevedra, habría que echarnos de allí con agua caliente.
¿Por qué? Le tengo que dar toda la razón a Harford, estás pagando algo más que el café, estás pagando el sentarte en terrazas (téngase en cuenta que era septiembre) situadas en lugares envidiables, en el caso de quedarte en el interior de la cafetería, estás pagando la sensación de estar dentro un capítulo de Friends, ese rollo Hollywoodiense que tanto gusta, estás pagando el disfrutar del café y la tertulia en un lugar que invita a acomodarse y a tomarte las cosas con calma, a hacer un paréntesis en el estrés diario. No estás tomando únicamente un café, estás formando parte de la cultura del café ¿Qué precio se le pone a eso?
En estos tiempos donde no se hace más que reivindicar el disfrute con los pequeños placeres de la vida, cosa que incluso está llegando a la categoría de “cool”, ¿el pagar un poco más por un café es un derroche enorme? Para mí, esos momentos de tranquilidad, no tienen precio, diría incluso que es la alternativa barata a unas horas en un spa.

martes, 1 de diciembre de 2009

Tengo una opinión respecto a todo

Uno de mis hobbies es leer artículos de opinión, es raro lo se, pero reconozco que es lo primero a lo que voy cuando una revista o periódico cae en mis manos. Y la cosa no queda ahí, desayuno escuchando "Herrera en la onda" y lo tengo todo estudiado para que cuando Don Carlos y, posteriormente, Fernando Ónega, hacen su repaso a la actualidad o a la noticia de la mañana, ya tenga un par de cucharadas del desayuno en el estómago y, por lo tanto, ya sea persona. ¿Por qué? Sencillamente porque me interesa su opinión y, para luego, comentarlo con mi padre y conocer la suya.
Podría decirse que tengo una cierta adicción por conocer lo que opinan los demás sobre las cosas y, por supuesto dar la mía, eso que no falte. Siempre la doy, alguna vez, incluso, lo que digo tiene sentido para los demás y todo.
No nos damos cuenta pero muchas veces tenemos una idea sobre algo y oir a otra persona hablando de ello hace que le pongamos palabras a ese pensamiento; bien porque estamos de acuerdo, bien porque no lo estamos en absoluto o bien porque lo estamos en cierta medida o caemos en la cuenta de algo nuevo. A veces el oir a esa otra persona hace que cambiemos nuestra opinión radicalmente y hacemos nuestra la suya.
Todos tenemos algo que decir sobre todo, no hace falta ser un experto en la materia pero sólo unos pocos tienen la oportunidad de poder darla en un medio de comunicación y ser leídos, vistos o escuchados por "el gran público". A mi, personalmente, me parece un trabajo increíble, y digo esto sin ningún tipo de ironía subterránea. De verdad de la buena que me lo parece, porque pensémoslo detenidamente un instante: te dan un tema, muchas veces ni eso que lo eliges tú y te limitas a decir lo que piensas sobre eso. En ocasiones, no es un tema de actualidad, te pasa algo en tu vida cotidiana y reflexionas sobre ello o comentas la última película que has visto o el último libro que has leído.
Está claro que ha de hacerse con cierta "gracia" o "gancho" para ser leído y que se te permita seguir haciéndolo. En el caso de que te sigua mucha gente, te conviertes en lo que se conoce como líder de opinión y la gente dedica parte de su tiempo a ver lo que tú tienes que decir o cómo lo defiendes en debates y tertulias varias. Se puede vivir de eso, en este país demasiada gente lo hace.
Lo confieso: envidio a esa gente, para una persona como yo a la que le encanta conversar y opinar, sería algo así como llevar una de sus aficiones a otro nivel. Esta es la razón por la que nace este blog, me estoy creando mi propia plataforma de difusión (la filosofía de hazlo por ti mismo) que, probablemente, será ínfima. A nadie le interesa lo que pueda decir o dejar de decir sobre temas a los que, a lo mejor, sólo yo les doy importancia pero ¡qué narices! esto lo hago por mi, por mi diversión. Además quién sabe, a lo mejor me llevo una sorpresa mayúscula y hay escondida por ahí una persona a la que le sobre tiempo y se aburra. Por supuesto que si así fuese, me encantaría y espero conocer su opinión.