lunes, 7 de diciembre de 2009

Visión de futuro

Hoy, gracias a mi madre, he visto en lo que me quiero convertir cuando sea viejecita. Estaba en la cocina, cuando oí que me llamaba, como estoy cansada de que lo haga para chorradas, no contesté de muy buenas. No obstante, fui a la sala donde ella estaba viendo España Directo y entonces me quedé totalmente impactada con la protagonista del reportaje que se emitía en ese momento.
Lucrecia, que así se llama la señora, es una mujer que pronto cumplirá 90 añazos y lejos de estar metida en casa dedicando su tiempo a realizar las actividades que, se suponen, están asociadas a la gente de su edad, emplea el suyo en ir al gimnasio 3 veces por semana (como si esto no tuviera mérito suficiente, añadir que para ir debe caminar aproximadamente una hora), va a la piscina, escribe libros de cocina… vamos que la superabuela tiene una actividad encima que ya quisieran para sí muchos veinteañeros. Y que no se piense que en el gimnasio la cosa se limita a dar un paseíto en la cinta (que también, a mayores de la caminata que la llevó allí), también realiza ejercicios en máquinas para fortalecer los brazos y abdominales (probablemente hará más cosas pero es lo que se mostró en el vídeo).
Impactante fue también, el verla delante de un ordenador bastante moderno, en el que desarrolla su faceta de escritora, no sólo llevando un diario personal si no también elaborando una bastante extensa bibliografía de libros de cocina. En concreto, siete publicados y uno en proceso, si no me falla la memoria.
Cuando se le pregunta el secreto de su éxito, ella contesta que se limita a hacer deporte y a comer sano “dieta mediterránea sin sus cosas nocivas” fueron sus palabras exactas.
Cuando acabó el reportaje, lo vi claro. Siempre digo que procuro cuidarme porque quiero llegar a los 100 años y esa es una carrera de fondo, pero tras conocer a Lucrecia no me cabe ninguna duda más. No se si llegaré a los 100, o a los 90, ni siquiera se si llegaré a los 26, pero se que si la vida me lo permite y me da longevidad, me encantaría ser como esta mujer. No le pido más a la vida, tener esa edad y tener esa marcha en el cuerpo y esa lucidez en la mente.
Admiro a algunas personas, personajes públicos y conocidos y también a gente anónima para el gran público, supongo que como todo el mundo. Pero toda esa gente ha quedado completamente desterrados en mi lista de ídolos por Lucrecia, la superabuela.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Ya que has leído tendrás algo que decir, digo yo.