viernes, 31 de diciembre de 2010

¡Feliz 2011!


Si Pilar Rubio, Marta Fernández y Sara Carbonero, felicitan el año desde la Puerta del Sol, yo no voy a ser menos. He dicho.


Pues otro año que se acaba, personalmente ha sido uno de los mejores años de mi vida. El 2010 se ha portado estupendamente conmigo: únicamente le pedí salud y un trabajo y no me puse enferma en todo el año (pero nada de nada, lo máximo fue un catarro) y el trabajo me llegó el 22 de enero. Así que no me puedo quejar. Además que, gracias a este trabajo, encontré una familia nueva en Ourense. Gente que me cuida y se preocupa por mí. No es muy grande pero basta y sobra y no la cambio por nada.


Desde pequeña soñé con conseguir mi independencia y lo he conseguido este año. Ahora quiero establecerme y tener un lugar en el mundo sólo mío. Mi propia casa, un sitio donde para colgar un cuadro no tenga que pedir permiso a mi casera. Y ya tengo cosas para mi futura casa: desde hace años, he empezado a formar mi propia biblioteca, mi propia videoteca y mi propia discoteca (y con discoteca me refiero a mi coleccioón de discos, no a comprarme bolas de espejos y una barra) para la habitación de la casa dedicada exclusivamente para mi ocio y disfrute. Mi futura sala de cine. Pero eso para más adelante, soy realista y no le voy a pedir eso al 2011. Eso llegará con el tiempo y seré paciente.

Al 2011 le voy a pedir seguir como estoy, ni más ni menos. Seguir disfrutando al máximo de mi vida, de mi familia, de mi trabajo, de mis amigos, de la pequeñas cosas que hacen que vaya por la calle con una sonrisa ladeada: paseos con mi padre un domingo por la mañana, la mirada y el abrazo de mi madre cuando le pregunto si sigo siendo su bebé, cualquier minuto que paso con mi hermana (aunque estemos en silencio cada una a lo suyo), los mimos de la abuela, las charlas "trascendentales" en torno a una taza humeante de café en el Rias Bajas, viajes en coche para venir a Pontevedra a ver a mi familia los fines de semana, leer un buen libro en mi butaca y un café bien caliente y bien cargado al lado, ver una buena película o una buena serie (sóla o sentada en puffy con los amigos), escuchar una canción que hace que mueva la pierna al su ritmo, recibir los cheques de comida e ir a celebrarlo a La Tagliatella, una escapadita de fin de semana, estar trabajando y recibir un mail a una llamada comentando algo que ha pasado en la oficina, pasear por la playa cuando aún no llega toda la marabunta de turistas....

La felicidad se consigue con las cosas pequeñas y yo os deseo a todos un año cargadito, cargadito de pequeñas cosas.

Feliz Año

jueves, 30 de diciembre de 2010

¿Dónde está la cámara oculta?

Lo que voy a contar a continuación sucedió ayer pero he decidido escribir hoy sobre ello porque me cansé de jurar por mi vida que, en verdad, sucedió lo que sucedió. Lo cuento hoy y así no hay duda. Es lo malo que tiene el día de los Santos Inocentes, que te pasa algo surrealista y no hay forma humana de convencer a la peña de que sucedió de verdad.

En primer lugar, aclarar que mi oficina es la casa de tócame Roque, puede entrar cualquiera que nadie le dice nada y no hay ningún tipo de medida de seguridad: está en un bajo y las puertas son correderas con un sensor de esos que percibe "presencia humana" y abre la puerta.

En fin, al lío. Estaba en la oficina a eso de las 13:30 repasando unos informes que le iba a pasar a la administrativa para que hiciera unos traslados. Estaba, por tanto, en su mesa. Estos días, además, con eso de los turnos de Navidad, está la mitad de la gente. En esto llega un tío desgreñao, sin asear, con un collarín y se pone a pedir. Como ya dije, entra cualquiera y no es la primera vez que nos visitan mendigos a pedir, comerciales a vender (no sé qué será peor) etc etc etc. Como una ya se acostumbra a todo, simplemente levanté la vista un segundo para volver a lo mío pasando olímpicamente del visitante (no le ofrecí nada de beber, no sé dónde tengo mis modales). En esto oigo como mi compañera y amiga R. le dice al tío que no tiene nada para darle, el paisano pasa y pretende meterse en el despacho del jefe que no estaba (cogió el primer turno), R. le advierte que no hay nadie. Al tío no le llena del todo el palique que se le dio y decide irse hacia el fondo de la oficina, pero no de una forma silenciosa predisponiendo favorablemente a darle algo, no. A voz en grito.

R. me dice que controle por dónde va, me sitúo entre la hilera de estanterías para controlar ambos lados del pasillo y en esto oigo como una compañera dice que se está llevando cosas de las mesas y que nos fijemos como debajo de la camisa lleva escondido de todo. Los pocos que estábamos en la "ofi" empezamos a ir hacia el fondo: definitivamente, el voyeurismo nos convierte en imprudentes.

Llego al fondo y veo como se encara con un compañero al que de dice: "Tú, tú tienes pinta de ser jefe" esa frase fue motivo de cachondeo lo que quedó de jornada de ayer y la de hoy. Mi compi es muy bueno y todo lo que tú quieras pero pinta de jefe, ninguna. Si el tiene pinta de jefe, yo tengo pinta de ser la dueña de mi empresa y de ocho o nueve más. 
Me estoy desviando, se encara a P., le dice la frasecita y le coge un CD. Mi compi se pone a razonar con él e intenta darle el cambiazo por uno virgen porque el tío tuvo ojo y pilló uno con documentación importante. Al final lo convenció. Otra compañera, se enfrentó a él por las bravas diciéndole que no se podía llevar nada. Un tercer compañero lo invitaba amablemente a salir (impresionante como este hombre no pierde la clase ni en estos momentos, mi compañero, no el mendigo).

El paisano pasa de todo, va a lo suyo y amenaza con rajarnos con el CD, sí habéis leído bien. Amenaza con rajarnos con el CD. Se decide llamar a la policía. La nacional nos contesta que tiene a todas las patrullas ocupadas que a ver si lo podemos echar nosotros ¿¿¿¿????. Se prueba a llamar a la local, el ladronzuelo se da cuenta y empieza a gritarle a la compañera que tiene el móvil en la mano: ¡Chivata! ¡Chivata! En esto el tío se echa para atrás y mete la mano en el bolsillo. Instintivamente todos dimos un paso atrás. No me preguntéis porqué pero mi pensamiento fue: "Estupendo, ahora saca una navaja y me la clava en el ojo".

No sacó una navaja, sacó una especie de mando a distancia blanco (os juro por Dios que lo que estoy escribiendo es cierto). Nuestros ojos están como platos, pulsa un botón y empieza a sonar un ruído ensordecedor igualito a una alarma. Conseguimos que comience a caminar hacia la salida. Ahora bien, hace escala técnica en todas las mesas intentándose llevar libros y material de oficina ante la mirada atónita de todos y cada cuál defendiendo "su patrimonio". Se marcha. La policia local no aparece. El botín: el famoso CD virgen y unos bolis.

A los diez minutos se oye revuelo en la entrada, los fumadores de la oficina están fuera (muchas emociones, necesitan un pitillo tranquilizador) y nos comunican que tras su paso por nuestro dominios, paró en el Coren (un pollería que hay justo a continuación), el Natur House (es paradójico que haya un Natur House justo al lado de una tienda de pollo frito), y que en esos momentos estaba en la cafetería que hay a continuacion. Vamos, que el tío estaba pidiendo el aguinaldo en todos los locales que había por su camino.
Por fín, aparece la policía local (con lo rápidos que son cuando hay un coche en doble fila), justo en ese instante sale el ratero de la cafetería, rápidamente identificamos al tío. La poli se lo toma con pachorra, nada de correr. Ni siquiera un trote cochinero, para dar el pego de cara a la concurrencia allí reunida. Se dirijen a él con toda la parsimonia del mundo. Lo cogen cuando había cruzado un paso de peatones. El tío se gira hacia nosotros desde el otro lado de la calle y nos señala gritando que habíamos sido nosotros los chivatos. Nos cuesta tragar saliva: por la tarde íbamos a estar todavía menos personas y definitivamente se había quedado con nosotros.

El colmo de los colmos, fue cuando llegó la segunda jefa, le contamos lo sucedido en tono de queja por las escasas medidas de seguridad, nos mira y dice: "sí, claro inocente ¿no?. Nos llevó un buen rato convencerla de que era verdad y entonces viene una graciosilla y le dice que le estamos gastando una inocentada. Otro rato más para convencerla de que era verdad.

Visto desde la distancia, nos dio vidilla y la hora del café de hoy fuen un auténtico cachondeo. Si en el fondo me alegro de haber estado, me habría dado rabia no tener esta anécdota y no poder participar en las conversaciones.

¡Ah! no recupramos ni el CD, ni los bolis.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Feliz Navidad



No soy muy de Navidades, no me entusiasman mucho y, personalmente, me parece una época del año triste. Suelo estar de bastante buen humor (o esa es la imagen que me dicen que doy) y, sin embargo, es llegar estas fiestas y hasta parece que se me apaga la mirada (o esa es la imagen que me devuelve el espejo, lo mismo es una percepción mía quién sabe) y mi sentido del humor está más ácido, negro y macabro que en cualquier otra época del año. Así soy yo, me resulta curioso hasta a mí misma.

Pero ¡ojo! eso no quiere decir que vaya por la calle con cara de salir en "los más buscados de América" y me dedique a agredir verbalmente a cualquiera que se ponga en mi camino. No, no. Soy rara pero no me he criado entre lobos, estoy al tanto de las normas básicas de la convivencia en sociedad. Además que fíjate tú lo que son las cosas, y lo paradójica que es la vida que hoy, día de Nochebuena, me he levantado de buen humor.
Así que nada, desearos a todos una muy feliz Navidad, que lo paseis lo mejor posible, intentad no hablar cuando tengáis un polvorón en la boca (a ver si vamos a tener una desgracia), paciencia si toca fichar en reuniones no deseadas (tengamos la fiesta en paz, la fiesta es para todos y demás monsergas) y sobretodo, intentad ser lo más felices posible.

FELIZ NAVIDAD


Y aunque yo no gasto de eso que llaman espíritu navideño, un día es un día. Así que ahí os va un villancico y todo no os quejaréis ¿eh?


domingo, 19 de diciembre de 2010

"Bilbao-New York-Bilbao" de Kirmen Uribe

Siguiendo con mi recién estrenada filosofía de que, en época de trabajo, leo libros de no más de 300 páginas, cayó en mis manos Bilbao-New York-Bilbao, primera novela de Kirmen Uribe y Premio Nacional de Literatura del año 2009. Estaba en casa, lo pedimos tras llegar a un consenso mi hermana y yo al Círculo de Lectores algo así como hace 10 meses, pero no ha sido hasta la semana pasada que me haya decidido a empezar con él. Sé que uno de los motivos por los que me decidí fue precisamente que consta de 205 páginas y, sin embargo, una vez terminado de leerlo me hubiera gustado que tuviese otras 200 más. Paradójico ¿no?

Escrito en primera persona, Kirmen es escritor y protagonista de la novela. Durante un vuelo entre Bilbao y Nueva York, con escala en Frankfurt, se nos va contando la historia de tres generaciones de la familia Uribe con el mar y el ambiente marinero como telón de fondo. Y no podía ser de otra forma ya que el autor procede de una familia con un gran arraigamiento y tradición en el mundo de la pesca.

En cada uno de los capítulos se nos cuenta una o varias anécdotas que conforman la historia de su familia que convina oportunamente con cuentos o historias populares y con explicaciones de cómo es el proceso de documentación y escritura de la novela. Estilo muy sencillo y directo, con el que el autor recrea un ambiente familiar con titnes nostálgicos. 

Como curiosidad, decir que la novela ganó el Premio Nacional de Literatura antes de que fuera traducida al castellano, ya que originariamente está escrita en Euskera. Muy pero que muy recomendable para leer.

domingo, 12 de diciembre de 2010

"El asombroso viaje de Pomponio Flato" de Eduardo Mendoza

Mi idilio literario con Eduardo Mendoza comenzó cuando tuve que leer en 2º de bachillerato "La verdad sobre el caso Savolta" pues era la novela que había que era materia de examen aquel año 2002 para selectividad. Y, desde aquel momento hasta ahora, le he sido bastante fiel, no totalmente pero sí bastante más que a otros.


Últimamente no tengo mucho tiempo para leer por ello, los habituales libro-ladrillo con los que suelo acompañarme en mi tiempo libre han sido sustituídos por novelas de no más de 300 páginas que no me lleven más de una semana leer.  La vida es dura, lo sé. En la estantería de la sala reposaba tranquilamente "El asombroso viaje de Pomponio Flato" escrito por Eduardo Mendoza y que consta de 175 páginas lo que lo convertía en una lectura ideal. Recordé que había sido una petición expresa de mi hermana al Círculo de Lectores así que le consulté a ella qué tal era: me miró soltó un "Está muy bien, y es divertido te recomiendo que lo leas" y siguió su camino a través del pasillo. Crítica sencilla, concisa y fiable. No había más que hablar.


¿De qué va? Ahora mismito os lo digo. Situémonos en el tiempo, siglo I de nuestra era. Nuestro protagonista, Pomponio Flato, ciudadano romano de la orden ecuestre viaja por el Imperio Romano en busca de unas aguas de propiedades extraordinarias. En uno de sus desplazamientos da con sus huesos en Nazaret donde José, un humilde carpintero, es condenado a muerte por asesinato. El hijo de José, llamado Jesús, contrata los servicios de Pomponio para que demuestre la inocencia de su padre y evitar su ejecución.


Interesante, entretenida e innovadora visión de la vida de Jesús preevangélica. Mendoza aprovecha el "vacío histórico" (vamos a llamarlo así) que hay entre el nacimiento y el comienzo de la vida pública de Jesucristo para proponernos una novela que mezcla el género detectivesco y el histórico, todo ello aderezado con la particular visión paródica y crítica de la dota el escritor.
Una novela destinada a que el lector pase un buen rato envuelto en esta sigular historia, que recomiendo personalmente.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Películas de fin de semana: "The kids are all right"


La recomendación de esta película me vino a través de twitter por cortesía de fon_lost. El argumento no es que fuera especialmente atrayente hacia mí, que no se me malinterprete: no me atraía más de lo que me podía atraer otra historia. Lo que sí inclinó la balanza para desear verla fue la pareja protagonista: Annette Bening y Julianne Moore. Dos grandes actrices que son un seguro a la hora de escoger una película y, como no podía ser de otro modo, sus interpretaciones no defraudaron.


Ficha técnica:
Año: 2010
Duración: 104 min
Director:  Lisa Cholodenko

Argumento:

La película narra la historia de Nic (Annette Bening) y Jules (Julianne Moore) una pareja de lesbianas que tienen dos hijos: Joni (Mia Wasikowska) la mayor recién graduada en el instituto y a punto de entrar en la universidad y Laser (Josh Hutcherson) un adolescente con curiosidad por saber quién es su padre biológico (Mark Ruffalo), hasta el punto de presionar a su hermana mayor para que le ayude a encontrarlo dado que él es menor de edad.

Finalmente se deciden a conocerlo, resultando ser el dueño de un restaurante de comida ecológica al que, contra todo pronóstico, desde un principio le parece muy buena idea encontrarse con dos hijos que no sabía que tenía. A partir de ahí, la historia se centra en como poco a poco Paul (que así es como se llama el aportados de la semilla), va introduciéndose en la vida familiar ante el problema que ello representa para sus madres en especial para Nic que muestra un especial recelo.

Es una comedia dramática de argumento poco usual. Historia entretenida que alterna tintes humorísticos y dramáticos por igual contada de una forma sencilla. Muy recomendable aunque me quedo con la sensación de que vi venir el devenir de los acontecimientos desde el minuto uno.






domingo, 5 de diciembre de 2010

Películas de fin de semana: "Una historia del Bronx"


Ayer por la tarde, mientras veía en el telediario el follón que montaron los controladores, mis ojos se posaron sobre los DVDs que reposan en la estantería de la sala de estar y, más concretamente, en el de “Una historia del Bronx” película que ya había visto hace algunos años y que me había dejado con un inmejorable sabor de boca. Decidí prácticamente al instante que me apetecía volver a verla.




Ficha técnica:

Título Original: A Bronx Tale.
Año: 1993
Duración:  121 min
Director:  Robert de Niro

Argumento:
La acción nos sitúa en el barrio neoyorkino del Bronx en los años 60. En este contexto se nos presenta a Calogero (Francis Capra) un chaval del nueve años que, a pesar de los esfuerzo de su padre Lorenzo (Robert de Niro) por apartarlo de malas compañías y porque consiga una vida honrada y mejor que la que él tiene,  siente una fascinación especial por la vida obra y milagros del mafioso local Sonny (Chazz Palminteri). Hombre, ver como el tal Sonny está montado en el dólar, los coches lujosos y el dinero fácil no ayudan a que el chiquillo haga caso de las recomendaciones de su progenitor que lucha con uñas y dientes para apartarlo de ese entorno.

Un buen día, Calogero presencia un tiroteo en el que Sonny se carga a otro hombre. Como no es tonto, y se huele que tener a un asesino en contra no puede ser bueno, lo encubre a la hora de identificarle. A partir de ese momento, Sonny lo acoge bajo su padrinazgo a pesar de la férrea oposición del padre que se niega a que un gángster ejerza influencia en la vida de su hijo.

El planteamiento de la película está claro: Lorenzo representa el bien y Sonny el mal y como, a pesar de todo, ambos hombres se preocupan por el crío e intentan guiarle en la vida de la mejor forma que conocen, amparados ambos en su particular visión de las cosas.  Todo es relativo, esa es la sensación con la que uno no puede evitar quedarse.

Película sencilla sin florituras innecesarias puesto que la historia en sí es su mejor carta de presentación no decayendo en ningún momento y que hace que uno no se despiste en ningún momento.  Particularmente me quedo con las interpretaciones del trío protagonista, la banda sonora y con la frase que constantemente Lorenzo le repite a su hijo: “No hay nada más triste que el talento malgastado” 

Drama de barrio, con conflictos raciales, amor, familia con mafia de por medio y de Niro pululando ¿qué más se puede pedir para una tarde de sábado? 



sábado, 4 de diciembre de 2010

No-soy-una-alarma-de-móvil

Dicen que la memoria es la inteligencia de los tontos. Pues yo debo de serlo mucho porque es muy raro que me olvide de algo: fechas, citas, planes, anécdotas, fotos.... si alguién me cuenta algo, lo leo o lo veo, es como si se registrase en un disco duro: no lo olvido nunca más. Soy una agenda andante. Es la herencia paterna más poderosa que tengo pero, en ocasiones, se convierte en un auténtico lastre con el que cargar. Y no sólo porque muchas veces desearía realmente olvidarme de ciertas cosas o tener la capacidad de "esconderlas" en un lugar recóndito de mi cerebro, es por el morro que le echa alguna gente que DA POR HECHO que soy su personal assistant. Y porque nunca me cree nadie cuando digo que no me acuerdo de algo. Es más, si me dieran un euro por cada vez que me han dicho "sí que te acuerdas, pero no quieres decírmelo" no tendría que trabajar para vivir. Y ahora, explico mi tesis.

En la mayoría de los aspectos de mi vida, el tener una muy buena memoria, ayuda y mucho. Y, en lo que yo creía un "acto de generosidad" (vamos a llamarlo así), no me importa aplicar mi capacidad para hacer la vida de los demás más fácil. Es decir, no me importa recordarle las cosas a la gente o llevar el peso de las cosas, dado que no me olvido nunca de ninguna variable a tener en cuenta. Hasta ahí bien, es más, tengo una coña con una de mis amigas en la que decimos que soy su "agenda-personal shopper" y le recuerdo cosas sin ningún tipo de sentido para hacerlo más divertido etc.... Con personas así da gusto, porque no te crean la obligación. Hago estas cosas porque quiero, es mi forma de mostrar aprecio por las personas. Y hay gente, por suerte la mayoría, que te hacen sentir bien y te lo agradecen a pesar de que si actúo así no es buscando muestras de agradecimiento. Podría decirse que es egoísmo, porque me siento bien yo viendo como los demás están bien.

El problema viene cuándo hay personas que deben dar por hecho que una servidora va a recordarles las cosas que tienen que hacer o avisar de eventos, cumpleaños, temas de trabajo etc. Y si no lo haces, te lo exigen ¿eh?. Es que hay que tener morro no, lo siguiente, para llegar incluso a echarme en cara que no recordé que era tal cumpleaños o que no avisé de trámites de trabajo que, por encima, ni siquiera estaba enterada de que se estaban realizando, lo que implica no sólo dar por hecho que soy una alarma de móvil, sino también que tengo el don de la adivinación y que debo intuir lo que se cuece a mi alrededor a cada momento.

Pues sí, me ha pasado con varias personas a lo largo de mi vida y alguna más recientemente de lo que me habría gustado. Pero eso a la peña le da exactamente igual y que tengas un mal día también (y eso que a mí se me nota que tengo un mal día a leguas porque paso de ser una persona muy habladora a un mutismo y hermetismo total), te tiran la pulla sin pestañear aunque lleves toda la mañana en silencio trabajando sin molestar a nadie o les da igual aunque hayan entonado previamente el mea culpa y pedirte disculpas por no haber recordado un cumpleaños (sí, un cumpleaños), lo vuelven a hacer quince días después y al carajo. Y si das una mala contestación o, mejor dicho, una contestación con cara seria y cargada de sarcasmo, te miran como diciendo "tampoco es para que te lo tomes así". Es que no doy abasto con mis propios asuntos y, por encima, tengo que estar pendiente de los de los demás. ¡Manda cojones! (con perdón)

Total, como María nunca se toma las cosas mal y es una persona muy dispuesta... pues sí señores que no esté constantemente quejándome no significa que las cosas no me molesten, que no dé malas contestaciones porque soy una persona educada, no significa que no me afecten los dardos envenenados. Que tengo mi independencia como mi bien más preciado y que me guste hacer las cosas por mí misma, no significa que, de vez en cuando, se pueda tener un detalle para conmigo sin que lo tenga que pedir o insinuar. Que me guste mucho relacionarme y organizar salidas, cenas y demás, no significa que esté obligada de por vida a organizarlas en sí, invitar a todo el mundo, estar pendiente de que se asista o no, de que todo esté a gusto de todo el mundo y de que nadie se sienta mal o excluído. NO-ES-MI-OBLIGACIÓN. NO-LO-ES.
Claro, es muchísimo más cómodo esperar a que te propongan los planes y únicamente decidir si se participa o no, dónde va a parar. Es mucho más cómodo esperar a que te avisen de las cosas que estar pendiente de los asuntos de uno mismo. ¿Para qué? Si siempre hay algún idiota como María que lo hace por tí.
Hay que moverse, señores y espabilar. Que no todo el mundo es como yo, y está dispuesto a darse contra un muro una y otra vez con la mejor de las sonrisas. 

Pero la paciencia tiene un límite y la mía duró exactamente hasta ayer. Concretamente, 26 años y 92 días. No fue por un motivo o por una persona en concreto, ayer fue simplemente la gota que colmó un vaso que lleva casi lleno mucho tiempo, años diría yo.
Así que se acabó, lo siento pero se acabó. A partir de hoy seré una persona que seguiré desviviéndome por el bienestar de los demás, pero únicamente de aquellos que den ciertas muestras de reciprocidad. Se acabó eso de que yo de el 150% de mí misma y que, con suerte y en el mejor de los casos, obtenga a cambio un 30%. Creo que me he ganado con creces el derecho a pensar en mí misma antes que en los demás.
De todo hay que sacar una conclusión positiva y a mí esto me ha servido para no tener que devanarme los sesos pensando en los regalos de cumpleaños de el próximo año: agendas para todo el mundo porque, desde hoy, que cada uno se preocupe de sus propios asuntos.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Un año de blog

Pues sí, amigos. Hoy, 1 de diciembre, este chiringuito cumple nada más y nada menos que su primer añito de vida. No dispongo de tanto tiempo libre para dedicarle como hace una año pero la ilusión y las ganas de escribir siguen intactas por lo que, a priori, hay blog para rato. Básicamente mientras siga suponiendo para mí una afición que me divierta y, de este modo, no traicionar una de mis más importates filosofías de vida: hacer las cosas mientras me diviertan. 
Cuando hace un año, me decidí a empezar este pequeño proyecto, el motivo en mi cabeza estaba más que claro: quería construírme mi propia plataforma de opinión.

Nunca he sido una persona de grandes vocaciones, mi futuro ha ido decidiéndose sobre la marcha y supongo que seguirá siendo así. Siempre he meditado y decidido las cosas según la vida me ofrecía las diferentes posibilidades. Hasta ahora no me ha ido mal, así que ¿por qué cambiar algo que funciona?

Si hay algo que siempre me ha gustado por lo que he sentido verdadera vocación es por opinar. Digo sin tapujo ninguno que tengo una opinión respecto a absolutamente todo. Otra cosa es que la manifieste abiertamente porque, desengañémonos, mucho siglo XXI y ¡ay que ver qué progres somos todos!, pero siempre hay alguien que juzga las opiniones sin respeto ninguno y uno se mete sin comerlo ni beberlo es disputas bizantinas de la más diversa índole. Aún así, considero que no me guardo para mí ni el 10% de mis opiniones. Depende con quién tope delante para discutirlas. Hay gente muy pero que muy cansina.
Me habría encantado ser periodista de opinión. Limitarme a que mi jefe me pusiera un tema (eso al principio, llegaría un momento en que yo misma escogiese de qué hablar o sobre qué escribir) y largar lo que pensaba sobre dicho tema. Es más me parece en trabajo ideal. Yo debería haber sido líder de opinión pero la naturaleza tenía otros planes para mí y no me hizo lo suficientemente buena como para poder vivir de ello. Así que me limito a "ejercer" de viva voz en mi entorno y mediante escritura online a través de este, mi blog.

Pues nada, a seguir en ello. Muchas gracias a todos aquellos que por H o por B, consideran que lo que escribo merece la pena ser leído e incluso comentado. Esto se alimenta no sólo de mis opiniones, sino también de las vuestras. Una vez más, gracias.