Hace años, creo que fue Karl Lagerfeld, dijo que a partir del momento en el que aparecieron los vaqueros, ya estaba todo inventado en moda. No suelo estar de acuerdo con las palabras que suelen salir por la boca de este señor, pero en este caso, lo suscribo totalmente. Se trata de una prenda válida para todo tipo de situaciones dependiendo de con qué vaya combinado (situaciones de cierta cotidianidad, nadie está hablando de ir al Palacio Real o algo así). Por no mencionar la comodidad. Únicamente existe una prenda más cómoda: el pijama, y no es tan versátil, así que puede decirse que los vaqueros/jeans/tejanos, son los indiscutibles reyes del armario.
Personalmente, junto con las camisetas, constituyen mi fondo de armario. Es más, suele ser algo con lo que no escatimo, prefiero gastar un poco más pero salir de la tienda con la seguridad de que me sientan bien. Me van los de caja media-baja, de colores oscuros y los suelo poner pitillo o rectos, pero hace unos días un nuevo tipo ha llegado (para quedarse, espero) a mi armario: los llamados boyfriend-jeans. Los dioses de la comodidad y el confort por fin han escuchado mis plegarias y han permitido que se ponga de moda una prenda que no es cómoda: es lo siguiente.
A simple vista, cuesta creer que unos pantalones así estén de rabiosa actualidad. Que no se me malinterprete, pero si hace dos años hubiese salido a la calle ataviada con un par, probablemente la acogida no habría sido la mejor. Ahí es donde entra en juego lo que yo denomino factor-celebrity, me explico con un sencillo condicional: dos años atrás, SI María_MC se atreve a ir a hacer unos recados rápidos (ya no digo ir de cena o algo por el estilo) con unos vaqueros viejos que le quedan hiperholgados, la inquisición fashionista pontevedresa (la “Pontevedra High Class”, cosas de ciudades pequeñas) la mirarían de reojo, la señalarían con total descaro y, automáticamente, pensarían que los heredó y no tiene dinero para comprarse otros de su talla. SI la que lo hace es Katie Holmes, no sólo no se la critica, sino se la alaba por su buen gusto, se la copia, la susodicha prenda se pone de moda a escala mundial y los demás mortales acudimos en masa a las tiendas y pagamos específicamente para que parezcan viejos y nos vayan grandes. Así funciona el mundo: unos pocos crean tendencia y la gran mayoría la seguimos, o por lo menos, lo intentamos.
Si a que son comodísimos y que llevarlos puestos supone estar a la última, le añadimos el gran abanico de posibilidades que tienen a la hora de ponerlos, prácticamente estamos hablando de la prenda perfecta. Como una imagen vale más que mil palabras, ahí van unas fotillos que son la prueba de que, dependiendo de los complementos con los que se acompañen, pueden llevarse puestos en multitud de situaciones.
Antes de empezar, un pequeño apunte que, en mi humilde opinión es imprescindible: siempre con cinturón, grabémonos esto a fuego en la mente.

Este look es, bajo mi punto de vista, el estrella. Es la prueba de que pueden llevarse para algo más que una comida campestre. En el caso concreto de la foto, es más de cara a salir, aunque si se sustituye, la americana tipo smoking por otra negra de traje y el bolso por otro más apropiado para el día que para la noche: ¡voilá! obtenemos un estilismo working-girl estupendo. Desde luego que cuando el tiempo empiece a acompañar, una servidora va a ir a trabajar así.
Soy consciente de que es tirar piedras sobre mi propio tejado, pero en este caso se luce más si una va subida a unas sandalias de tacón. Ya comenté mis problemas con ese tipo de zapatos (aquí), pero ¿quién sabe? lo mismo mi entusiasmo con estos pantalones es la excusa que estaba buscando para aprender de una vez por todas a andar sobre "esas cosas".

En la foto de la derecha, se ve claramente el estilo "voy-1-momento-a-por-el-pan-y-el-periódico-y-no-quiero-arreglarme-pero-tampoco-perder-un-ápice-de-glamour". Como se puede ver, la cosa no pasa de ser un vaquero, una camiseta, tenis (foto de heidi klum, la de la izquierda de todo) o sandalias planas rollo chancla (las otras dos). Pelo suelto, unas gafas de sol y, si se quiere dar un toque hippy-chic (¡Dios! usando esta terminología me siento como escribiendo para el Vogue), se le añade una pashmina o un pañuelo. Es el look que yo llamo descuidado/estudiado.

Aquí tenemos a la pionera, nos caerá mejor o peor, pero el mérito de ser la primera y la "imagen" de los boyfriend jeans, hay que dárselo.
Va camiseta y una chaquetita de punto.El toque del pañuelo es la nota de color y lo lleva marrón para combinar con el cinto (CINTO; CINTO; CINTO se que me repito, pero para mí es un complemento fundamental).
Y ¡Sí! lleva bailarinas, o sea, zapato plano. No sabeis bien el alivio que esto me produce. De todos modos, por poner un pero, no me gusta como le quedan los pantalones en el tobillo, parece que se los ha atado con una goma elástica y que va a tener serios problemas de circulación cuando se los quite.

Podría disimular, pero no quiero. Sin duda alguna, el de la derecha es mi estilismo asociado a los boyfriend-jeans favorito. A la chupa de cuero tipo rockera, se le une el pañuelo grande de mi color favorito y un bolso de bandolera larga. Son tres elementos que, por separado, son parte imprescindible de mi fondo de armario y que llevo puesto prácticamente de forma constante. Supongo que se entenderá la falta de objetividad y las ganas que tengo de enfundarme dentro de todo el conjunto.
La última foto, la de abajo, es para que se vea que no está fuera de lugar el llevar lo pantaloncitos de marras a eventos algo elegantes. Amanda Peet fue así al estreno de un peli, ergo, se pueden poner para salir un día en el que nos apetezca estar especialmente cómodas. Todo depende de los complementos con que los lleves. Si no me creeis a mi, hacedle caso a la
revista Elle.
En fin, a algunas les gustarán más o otras menos, cada cual tendrá su estilismo favorito o lo mismo no gusta ninguno. Ahora que posibilidades, haberlas hailas. Yo las dejo encima del tapete y a partir de aquí, ya depende del gusto de cada consumidor. Ante todo, que sepais que predico con el ejemplo y un par de estos vaqueros ya están perfectamente colgaditos en mi armario.