Hoy iba paseando por el paseo marítimo, (que está cerquísima de mi casa), y me encontré el siguiente graffitti:

¡Qué bien que apenas llueve, un chirimiri de nada con la nochecita de temporal que hubo!
I´m gonna party, it´s a celebration
´Cause anyboby just won´t do
Let´s get this started, no more hesitation
´Cause every body wants to party with you… lalalala
Esto marcha bien, un agradable paseo tempranito, la gente camina al son de mi música y ahora una horita y media de ejercicio, te vas a quedar relajadita, relajadita.
Llego al gimnasio y cuando iba a entrar me encuentro a uno de los dueños y me dice que hoy no van a abrir (¡mierda! Precisamente hoy lo necesitaba como agua de mayo). Pocas cosas consiguen dejarme sin palabras, acabo de descubrir otra más. Ante mi expresión de total horror, me explica que el temporal de anoche hizo que el tejado de la casa de al lado se cayese y ahora tenían la zona de las cintas con agua (¡mierda!). No saben cuándo volverán a abrir (¡mierda!), ¿empiezo a llorar? Ahora no, hay que mantener el tipo.
¿Por qué, Señor?, ¿Por qué a mi? No te llegaba con dejarme sin entrenar hasta sabe Dios cuando, descargando tu furia en forma de temporal que, por encima, te ensañas con las cintas. Justo tenían que ser las cintas, el mejor antiestrés. ¿Por qué no afectó a la zona donde se ponen los culturistas? Tenía que ser en mis dominios.
Hombre, hoy tampoco me tocaba ejercicio aeróbico, no iba a usar la cinta tenía pierna, bíceps, tríceps y abdominales, pero mañana si. Mañana me tocaba cardio, y una carrera es algo fundamental para mí. Ahora tendré que salir a correr bajo la lluvia, de puta madre!!
Ale, para casa. Lo primero de todo, cambio de canción, esto ya no es “a celebration”.
Por el camino me encuentro a mi tío y me invita a tomar un café acompañado por un interesante debate sobre que el libro en papel ha muerto y el futuro es el e-book (será lo primero que me compre una vez consiga un sueldo fijo, aunque nunca renunciaré al placer de pasar las páginas).
Llego a casa y mi padre me comunica que la cafetera se ha estropeado. Vale, ahora sí que toca llorar. Me quedo sin mi único vicio, el oro negro!!! Me he quedado clavada en la puerta, no soy capaz de moverme. Definitivamente me ha mirado un tuerto. Me dice que sin café no me voy a quedar que ya tiene solución. En lugar de respirar aliviada, me entran unos impulsos violentos contra mi progenitor por no haber empezado por ahí y haber tardado en decirme que estaba solucionado el tema café. En silencio, para no soltar una bordería de las mías, me encamino a la habitación y comienzo a leer el tema de tributación que me toca para hoy. ¡Con lo que necesitaba hoy mi ritual para levantar el ánimo! Mi cabreo contra el mundo, no ha disminuido precisamente. Miro el reloj y veo que son las 10 de la mañana, quedan 14 horas para meterme en cama, me acuerdo del refrán de marras y no se si echarme a temblar.
Seguí tirada en el sofá viendo los saltos de esquí (para quien le interese, ganó un austriaco no se el nombre, a tanto no llego), llevaba un buen rato cuando me acordé: volver a patinar.
Siempre me encantó patinar, los primeros patines me los regalaron con 3 años, los famosos Fisher Price. Lo dejé con 13 porque un día, jugando al fútbol sobre patines (si habéis leído bien, fútbol sobre patines, con lo miedosa que soy ahora, no me lo creo ni yo), me puse a patinar hacia atrás para darle a la pelota de tacón, me caí y me di un golpe en la rodilla izquierda tan fuerte, que parecía que tenía una pelota de golf dentro, de lo hinchada que la tuve. Y justo cuando me recuperé, ese mismo verano, en una pachanga de fútbol, me hicieron una entrada un poco durilla, consecuencia: brecha muy grande en la rodilla izquierda. Tengo una cicatriz enorme. El caso es que le cogí algo de miedo, así que lo fui dejando y ahora estamos en 2010 y sigo sin patinar. Llevo unos meses pensándolo, así que no se hable más. Adjudicado el propósito de año nuevo. Eso si, antes me compraré unas rodilleras y coderas, que con 13 años las cicatrices me daban igual pero ahora no tanto.
Ya contaré mis progresos en ambos.