miércoles, 28 de abril de 2010

Bailando por la calle.

Imaginaos la siguiente situación (situación 100% real, de hoy por la mañana): suena el despertador a las 6:45 de la mañana, en una hora tengo que estar entrando por la puerta de la oficina y, por encima, es de esos días en los que me da la sensación de que acabo de apoyar la cabeza en la almohada. Desde luego que no empezamos el día con el mejor pie.

Mientras desayuno, me ducho y me visto, me hago una composición de lugar de lo que me voy a encontrar sobre mi mesa y caigo en que es algo que no me apetece nada hacer, es un auténtico trabajo de chinos que, además, es bastante aburrido y hay que tenerlo hecho para YA, vamos lo que se dice cero presión.
Que conste que esto no suele ser así, me encanta mi trabajo y realmente disfruto haciéndolo, pero supongo que no siempre se trata de lo que uno quiera o no. Desde luego que mi humor no era lo que se dice el mejor.
Salgo por la puerta de casa, me pongo el iPod. No me he dejado ninguna canción estimulante (Motivation Song) preparada, a pesar de que hoy más que nunca la necesito. Supongo que tendré que buscarla por el camino que no es muy largo, unos 900 metros aproximadamente, por lo que más vale que la encuentra rápido. Los dioses de la música, de Apple y de iTunes se pusieron de mi lado y la canción con la que lo había apagado el aparatejo de marras el día anterior era esta:




Mi actitud cambió radicalmente, el ceño fruncido se transformó en una sonrisa de oreja a oreja, y tan metida iba en mi mundo y en mi música, que no me di cuenta que mi movimiento cansino de pies había pasado a ser un bailecillo mientras dirigía mis pasos a la oficina. ¿Os habeis fijado en Pink durante el videoclip? Pues ya os haceis una idea. Aunque no agitaba los brazos con tanto brío y no la tomé con el mobiliario urbano. Es que ni siquiera consiguió cortarme el rollo la señora que esperó a mi lado a que el último semáforo antes de llegar a mi destino se pusiera en verde. Me daba absolutamente igual todo y todos en ese momento. Cuando atravesé la puera de la oficina me supe comportar como una persona cabal ¿eh?.
Decir que el día de hoy fue un GRAN DÍA en todos y cada uno de los aspectos de mi vida. Incluso la tarea de hoy no me pareció tan pesada después de todo, bueno no: fue un coñazo total, pero lo llevé con mucha alegría.

¡Ah! una advertencia para aquellos que finalmente decidais haceros con la canción. Si la poneis en el coche (yo la tengo incluída en uno de los cds que descansan en la guantera del mío), vigilad el cuenta-kilómetros. En serio, hacedme caso que es muy fácil dejarse llevar por la emoción y más cuando se va por una autovía de doble carril. El que avisa no es traidor, no quiero quejas si empiezan a llegar multas por exceso de velocidad a destajo. Avisados quedais.

lunes, 26 de abril de 2010

Todo nace de una necesidad: la de tener una equipación adecuada


Han pasado dos semanas desde que empecé el entrenamiento como  corredora pseudoprefesional. Deportivamente hablando, todo marcha según lo previsto. Personal Trainer dice que voy sobrada, pero es un hombre excesivamente optimista. Ni siquiera yo, que soy una persona que suelo pensar que puedo con todo, veo tan claro el ir sobrada, conseguir lo conseguiré ahora bien, tanto como hacerlo sin despeinarme... no se yo.
El problema radica en el tema equipación. Y no se trata de una cuestión meramente estilística, es algo de vital importancia, totalmente fundamental.
Lo primerito de todo fue cambiar las zapatillas, al hecho de que estaban algo cascadillas, hay que añadirle el que no eran para nada adecuadas para correr. Tras una sesión de entrenamiento y charla, Personal Trainer me metió el miedo en el cuerpo, ahí van algunas frases que me dijo: "Ahora no, porque eres joven, pero en unos años tendrás problemas de rodillas, tobillo, espalda y cadera si no cambias las zapatillas" ¿Con esa altura que tienes? con este ritmo de entrenamientos destrozarás las rodillas" etc.
Ya comenté en una ocasión que tengo cierta tendencia a la hipocondria por lo que fue salir del gimnasio e ir derechita al centro comercial a cambiar las zapatillas. Es curioso ,fui con la idea de unas Adidas en tonos azules y teminaron siento Nike y en tonos rojos (las de la foto).

He sido infiel a mi marca de cabecera pero, en mi defensa, diré que probé infinidad de modelos y fueron mis pies los que tuvieron la última palabra. Ellos y sólo ellos, pensando supongo en su confort, decidieron cuáles fueron finalmente las escogidas. "Mis chicos" ,definitivamente, lo hicieron bien: la compra ha sido un acierto y mi conciencia ha dejado de molestarme por estar jugando con la salud de mis articulaciones.
El caso es que, puestos en gastos, mi ropa deportiva está un poco vieja. Mis pantalones de deporte (simpre he sido más de pantalón corto que de chandal o mallas aunque tengo de todo un poco), merecen una jubilación digna, se la han ganado con creces. Con la vista puesta en pantalones y camisetas, me di un garbeillo por la página web de Decathlon y, después de consultar lo que quería, me metí en la sección de "accesorios de running". Me llamaron la atención las siguientes cuatro cosas: una cinta para el pelo que cubre toda la cabeza (esta), una gorra (esta), un cinturón con bidones para el agua (este) y un brazalete para las guardar las llaves (este). Cuando lo vi pensé automáticamente que eran chorradas, que lo único necesario es un buen par de zapatillas, que lo demás es gasto inútil. ¡Ja! inútil, os voy a contar mi carrerita de hoy por la mañana y luego me decís si son chorradas.

Me visto para correr, me calzo mis "trotadoras" y me recojo el pelo en una coleta para que no me moleste. Primer problema: cuando opté por llevar una melena riza capeada, no pensé en que ,  debido a dichas capas, no todos los mechones iban a llegar a la coleta y que me tendría que ayudar de horquillas: sólo las falleras llevan más. En ese momento pienso que no me habría venido mal la cinta que cubre todo el pelo y me lo retiraría de la cara, tal y como yo quiero que sea.
Llego al paseo que va a orillas del río Lérez, que no queda precisamente cerca de mi casa en Pontevedra. Llego, empiezo a correr y hay momentos en lo que me da el sol de cara y llevo los ojos en posición "chinita", además de la incomodidad que ello supone, eso acelera el proceso de formación de patas de gallo y estas cosas hay que empezar a prevenirlas antes de que sea demasiado tarde. Luego, no estaría de más usar una gorra de esas que, además, es transpirable.

Termino de correr y tengo sed. No hay ninguna fuente alrededor. Si tuviera el cinturón con el bidón de agua.... no era tanta chorrada al fin y al cabo. ¡Glups! (ese era el sonido de María_MC tragándose sus palabras una por una). Pienso que, ya que mi abuela vive al lado, puedo hacerle una visitilla y, de paso, beber. Cuando estoy a menos de 20 metros de su portal, me acuerdo de que no llevo encima las llaves de su casa. Mi abuela no oye el telefonillo a menos que esté en la cocina y con la radio apagada, y ya como esté en el salón con la tele a todo trapo, apaga y vámonos, me puedo morir deshidratada en el portal timbrando como una loca. Si es que no tengo ni el móvil, para llamarla y decirle que estoy abajo (el teléfono sí que lo oye). El brazalete para guardar las llaves no era tan innecesario después de todo.
Que sepais que mi abuela estaba en la cocina con la radio apagada, esta vez hubo suerte pero soy consciente de que no siempre va aser así, empezando porque mi abuela tiene una vida social impresionante y es raro pillarla en casa fuera de la hora de la comida y la de dormir.

Llego a casa y mientras estamos comiendo comento esto con mi hermana ,esa personita que es todo sentido común y dijo sin levantar la vista del plato: "todo nace de una necesidad". Así es,  y lo comprobé en mis propias carnes, de la peor forma posible.

El caso es que no se yo si para comprármelo todo buscaré un sponsor para el reto o algo así. Si quereis contribuir, nada os lo impide y el la primera carrera en la que participe, prometo llevar una camiseta estampada con lo que querais que publicite, como David Meca.
¡Menudas pintas me voy a gastar corriendo con todo eso encima!




jueves, 22 de abril de 2010

23 de abril, día del libro.





Tengo la teoría de que los planetas se alinean el 23 de abril o hay algún tipo de conjura cósmica que coincide precisamente con este día puesto que Miguel de Cervantes y Saavedra,William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega, celebérrimos escritores, fallecieran justo el mismo día del mismo año: tal día como mañana hace 394 años. ¿Casualidad? ¿Complot? ¿Suicidio colectivo en plan secta? ¿Está implicado el FBI? ¡Ah, misterio!

Se supone que, a modo de homenaje, la Unesco en 1995 aprobó que cada 23 de abril se celebre el "Día Mundial del Libro y del Derecho de autor". La idea de celebrar este día, se la debemos a los catalanes, en cuya tierra es tradición que se le regale una rosa a aquella persona que, en fecha tan señalada, compre un libro.

Mañana me sumaré a esta tradición, no por la rosa gratis ¿eh?. O mejor dicho, voy a recuperar una tradición que adopté hace años y que tenía olvidada.
Mi elección de este año es un capricho personal: "Desayuno en Tiffany´s", la novela corta de Truman Capote en la que está basada la archiconocida película de Blake Edwars, protagonizada por mi admiradísima Audrey Hepburn (si alguien quiere comprarse un libro y no se le ocurre nada, aprovecho para recomendar la biografía de esta actriz escrita por Donald Spoto). Fue a raíz de ver esta peli (era una chiquilla de instituto, o sea ayer, prácticamente), cuando me empezó a interesar el cine clásico. Hasta ese día una venda enorme cubría mis ojos o no se en qué diablos ocupaba mi tiempo libre, aunque ese es otro tema que vamos a dejar estar.
Resumiendo y, ya para terminar, que me compraré ese libro y no descarto que, puestos en gastos, caiga otro más. Ya veré una vez esté en la librería, que tengo un peligro cuando entro en una y llevo las gafas puestas o en el bolso... ¿Y vosotros? ¿Os sumais a la tradición?

¡Ah! y muchas felicidades a todos los Jorges.

domingo, 18 de abril de 2010

Alicia en el país de las maravillas

Acabo de llegar de ver Alicia en el país de las maravillas. No soy nada aficionada a las películas de argumento fantástico, no suelo ver ninguna. Lo que me sí me apetecía esta tarde era ir al cine, así que aproveché que iban unos amigos y me uní. He de decir que me he llevado una grata sorpresa. No ha sido la película de mi vida, ni me va a empezar a gustar el género fantástico a raíz de verla, pero cumplió la que para mí, es la función principal del cine: me entretetuvo. Pasé dos horas la mar de agradables en las que una media sonrisa no abandonó mi cara en ningún momento.

Inspirada (no se trata de ninguna adaptación, que quede bien claro) en las novelas de Lewis Carrol, "Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas" y "A través del espejo y lo que Alicia encontró allí", esta particular visión de Tim Burton del archiconocido clásico, comienza con una Alicia (Mia Wasikowska), que ya cuenta con 20 años, a la que preparan por sorpresa (yo diría más bien a traición, pero eso ya es la visión de cada uno) su fiesta de pedida de mano. En el momento de responder a la propuesta, huye persiguiendo a un conejo con chaleco y va a parar al País de las maravillas, donde ya había estado de niña pero no lo recuerda. Llega con una misión concreta: ha de matar al Galimatazo, un dragón controlado por la malvada Reina Roja (Helena Bonham Carter) y, de esta forma, ayudar a los habitantes de este país de fantasía (entre los que se encuentra un peculiar sombrerero interpretado por Johnny Deep) a derrocarla en favor de su hermana, la Reina Blanca (Anne Hathaway) y que vuelva a reinar la paz . A partir de ahí, comienzan las aventuras. Y hasta aquí puedo leer. Ahora el que quiera que se informe por su cuenta o que vaya a verla, pero yo no cuento más que no quiero que se me acuse de revienta-pelis.

Que nadie vaya pensando en que va a ver una película típicamente Burtoniana, hay presente demasiado colorido para serlo. No es una peli oscura y tenebrosa, con una estética tirando a lo gótico como a las que nos tiene acostumbrados. Ha de tenerse en cuenta que es un producto Disney. Vale que la peli la dirija Tim Burton , pero ha de ajustarse a la estética de quién pone la pasta. De todos modos, la palidez extrema de los personajes, el maquillaje imposible y los pelos de locos marca Burton están presentes, que respiren tranquilos los fans del director.

Destacar a Johnny Deep, que una vez más se encuentra en su salsa en este tipo de films y borda su personaje. A Helena Bonham Carter que con su interpretación consigue que la malvada Reina Roja, caiga simpática al espectador, a Anne Hathaway, a la que no estamos acostumbrados a ver en este tipo de papeles y que lo defiende de una forma muy digna. Y, por supuesto a Mia Wasikowska, la total y absoluta protagonista cuya actuación es realmente sobresaliente.

Repito que a mi me gustó, y eso que no iba con la mejor de las disposiciones. De todos modos, si seguís dudando, deciros que los dos niños que se sentaron detrás de nosotros no pararon de reir en toda la película, algunas veces a carcajada limpia, vamos que se lo pasaron pipa.



NOTAS AL MARGEN:
- Ayer me en contré con Vecina Plasta, es perando el ascensor y no me preguntó por la carrera que estaba estudiando y si me habían puesto gafas (también es verdad que no las llevaba puestas en ese momento), ¿será que me lee en la sombra y se dio por aludida?, si es así, ¡Hola!

- Tras la primera semana de entrenamiento, decir que todavía sigo vivita y coleando. Todo fue según lo previsto.

miércoles, 14 de abril de 2010

Mi nuevo reto


Voy a hcer una confesión: soy una persona competitiva, muy competitiva. ¡Ojo! que no se confunda eso con tener mal perder o llegar a jugar sucio para conseguir una victoria. Mi vida y mi sustento no dependen de una partida de trivial o de una pachanga de fútbol, así que una vez que acaba el juego, le doy la mano al rival y a otra cosa mariposa, pero en el trascurso del mismo intento ganar agotando todas la vías permitidas. Eso seguro.

Pero con la competitividad con la que más disfruto y la que más me motiva es aquella que mantengo conmigo misma, es decir, si hoy salto tanto, mañana quiero hacerlo un centímetro más alto, si hoy estoy aquí, mañana un pasito más lejos (por pequeño que sea) y, de este modo, se puede resumir una de mis filosofías de vida: "no se puede alcanzar la perfección, pero en mi mano está el aproximarme lo máximo posible". Llamadlo masoquismo, testarudez, afán de superación o simple y llanamente que estoy pirada, pero soy así, ¿qué le voy a hacer?
En este punto conviene aclarar que, el intentar mejorar ,no es algo que me obsesione para nada. Para mi es una forma de entretenimiento más, de no aburrirme. Soy consciente de mis limitaciones, tanto físicas como mentales, y trabajo para acercarme a ese tope que la naturaleza y la genética imponen.
Supongo que después de esto a nadie le extrañará el que me declare una amante de los retos (con posibilidades de ser realizados, nadie está hablando de alcanzar la Luna), alimentan mi competitividad y hacen que me divierta.

Cuando escribí el post sobre aquellas cosas que me gustaría hacer antes de morir, dije que correr una Marathon era una de ellas, ya os imaginais por dónde van los tiros ¿no? Además que la foto que ilustra el post es bastante gráfica, vamos a decir.
El lunes cuando llegué al gimnasio, mi "Personal Trainer" (suena más fashion que "monitor"), estaba estirando y me dijo que el día anterior había ido a correr una media-marathon y que tenía las piernas algo cargadas, la conversación fue evolucionando y le comenté que me gustaría preparar alguna carrera. Más que nada por tener algo en el punto de mira, una motivación extra para ir al gimnasio, hace bastantes meses que no tengo ningún reto deportivo a la vista y realmente me apetecía tener un entretenimiento o pasatiempo de esa clase.
No voy a empezar directamente por el marathon, no estoy loca (como ya dije antes, soy consciente de mi estado de forma y tengo que trabajar a partir de eso). El lunes empecé un plan de entrenamiento nuevo: está pensado para que, en dos meses, corra los 10.000 metros por debajo de 50 minutos. Ya le dije a Personal Trainer que me de 2 meses y medio que hay que tener en cuenta que hay días que salgo muy cansada de trabajar y no rendiré a tope.
El primer día (lunes 12 de abril) hice una prueba de rodaje: durante 50 minutos, tenía que correr al trote, sin forzar, es decir, pudiendo mantener una conversación normal a la vez que corría)y ver qué distancia abarcaba. El resultado fue: 8 km 510 metros. El "jefe" me dijo que estaba en forma que lo podía conseguir perfectamente. Por lo tanto, el reto está lanzado.

Ahora mismo, estoy muy motivada. Es la ilusión del principio. Pero vendrá el calor pegajoso del mes de junio, los días duros en el curro en los que llegue acabada, alguna que otra sobrecarga muscular... ahí es dónde jugará un papel importante mi testarudez y orgullo natural y una superselección de canciones moviditas que pasarán a engrosar la lista del iPod. Ya sabeis, ese tipo de canciones que, cuando se oyen, uno siente un impulso irrefrenable de moverse. Por supuesto que se admiten sugerencias por vuestra parte, es bueno tener un stock. Aunque por favor os pido que no sean reggaeton, ni Bisbal, ni sucedáneos de esta gente, pretendo conseguir el reto no desear lesionarme para no tener que correr.
Por el momento, hice tres sesiones y las llevo bien, aunque llego a casa bastante cansada. Os mantendré informados a ver en qué queda el asunto.


domingo, 11 de abril de 2010

Motivation song II: Jonh Mayer a mi rescate.

El que esta canción se me haya pegado, tiene su comienzo en el gimnasio. Fue la semana pasada, concretamente el miércoles. Yo estaba para el arratre de lo cansada que estaba, pero mi cabezonería natural y mi adicción al ejercicio físico hicieron que, aún así, fuese al gimmasio. Encima, el entrenamiento iba de ejercicio cadiovascular exclusivamente, por lo que me dirigí hasta la cinta y me subí. Me avergüenza un poco reconocerlo, pero los primeros diez minutos fueron totalmente a trote cochinero, puede que incluso arrastrase un poco/bastante los pies, era frustrante querer ir más deprisa y no poder.

Pero los dioses del running sobre cinta acudieron a mi rescate, haciendo que en el canal de música que tienen siempre puesto de fondo empezara a sonar la canción "Bigger than my body" de Jonh Mayer. No se lo que se encendió en mi cerebro en ese momento, pero dio orden a mi trasero para que se pusiese las pilas y se moviese y lo mejor es que el tío obedeció y todo. Empecé poco a poco a subir el ritmo y pude completar el entreno como una campeona al ritmo habitual. Graciñas de todo corazón John, te debo una.

Lo primero que hice cuando llegué a casa fue, obviamente, incorporar la canción al iPod e incluirla en el CD que estaba preparando para el coche. Bueno, esta y alguna más de él que tenía por ahí olvidadilla y que rescaté oportunamente. Aquí teneis el vídeo de un concierto en el que la interpretó:





A mi este chico me encanta, en todos los aspectos posibles sobretodo, musicalmente hablando, (que quede claro), aunque hay que reconocer que el muchacho no es difícil de mirar y ahora con el pelo corto sin esas greñas mucho más.
Es más, como diría Isabel Gemio en los tiempos de "Sorpresa, sorpresa": "¿Cuál es mi cámara?, Jennifer (Aniston), lo que pasa en una pareja sólo lo saben los interesados. Si te dejó él, pues lo siento en el alma por ti, ahora que como lo dejases tú una cosita de nada te voy a decir: ¿En qué estabas pensando?" Aunque mirándolo por el lado positivo, eso nos da alguna oportunidad a las demás que soñar es gratis.

Ahora mismo me viene al pelo una frase de Rachel de Friends (qué casualidad ¿eh?) aunque ella la dijo para Russell, Crowe. Era algo así como: "El novio no se busca, se encuentra. Por eso he dejado de buscarlo, ya me encontrará John Mayer a mi"

domingo, 4 de abril de 2010

Boyfriend jeans

Hace años, creo que fue Karl Lagerfeld, dijo que a partir del momento en el que aparecieron los vaqueros, ya estaba todo inventado en moda. No suelo estar de acuerdo con las palabras que suelen salir por la boca de este señor, pero en este caso, lo suscribo totalmente. Se trata de una prenda válida para todo tipo de situaciones dependiendo de con qué vaya combinado (situaciones de cierta cotidianidad, nadie está hablando de ir al Palacio Real o algo así). Por no mencionar la comodidad. Únicamente existe una prenda más cómoda: el pijama, y no es tan versátil, así que puede decirse que los vaqueros/jeans/tejanos, son los indiscutibles reyes del armario.

Personalmente, junto con las camisetas, constituyen mi fondo de armario. Es más, suele ser algo con lo que no escatimo, prefiero gastar un poco más pero salir de la tienda con la seguridad de que me sientan bien. Me van los de caja media-baja, de colores oscuros y los suelo poner pitillo o rectos, pero hace unos días un nuevo tipo ha llegado (para quedarse, espero) a mi armario: los llamados boyfriend-jeans. Los dioses de la comodidad y el confort por fin han escuchado mis plegarias y han permitido que se ponga de moda una prenda que no es cómoda: es lo siguiente.

A simple vista, cuesta creer que unos pantalones así estén de rabiosa actualidad. Que no se me malinterprete, pero si hace dos años hubiese salido a la calle ataviada con un par, probablemente la acogida no habría sido la mejor. Ahí es donde entra en juego lo que yo denomino factor-celebrity, me explico con un sencillo condicional: dos años atrás, SI María_MC se atreve a ir a hacer unos recados rápidos (ya no digo ir de cena o algo por el estilo) con unos vaqueros viejos que le quedan hiperholgados, la inquisición fashionista pontevedresa (la “Pontevedra High Class”, cosas de ciudades pequeñas) la mirarían de reojo, la señalarían con total descaro y, automáticamente, pensarían que los heredó y no tiene dinero para comprarse otros de su talla. SI la que lo hace es Katie Holmes, no sólo no se la critica, sino se la alaba por su buen gusto, se la copia, la susodicha prenda se pone de moda a escala mundial y los demás mortales acudimos en masa a las tiendas y pagamos específicamente para que parezcan viejos y nos vayan grandes. Así funciona el mundo: unos pocos crean tendencia y la gran mayoría la seguimos, o por lo menos, lo intentamos.

Si a que son comodísimos y que llevarlos puestos supone estar a la última, le añadimos el gran abanico de posibilidades que tienen a la hora de ponerlos, prácticamente estamos hablando de la prenda perfecta. Como una imagen vale más que mil palabras, ahí van unas fotillos que son la prueba de que, dependiendo de los complementos con los que se acompañen, pueden llevarse puestos en multitud de situaciones.

Antes de empezar, un pequeño apunte que, en mi humilde opinión es imprescindible: siempre con cinturón, grabémonos esto a fuego en la mente.

Este look es, bajo mi punto de vista, el estrella. Es la prueba de que pueden llevarse para algo más que una comida campestre. En el caso concreto de la foto, es más de cara a salir, aunque si se sustituye, la americana tipo smoking por otra negra de traje y el bolso por otro más apropiado para el día que para la noche: ¡voilá! obtenemos un estilismo working-girl estupendo. Desde luego que cuando el tiempo empiece a acompañar, una servidora va a ir a trabajar así.

Soy consciente de que es tirar piedras sobre mi propio tejado, pero en este caso se luce más si una va subida a unas sandalias de tacón. Ya comenté mis problemas con ese tipo de zapatos (aquí), pero ¿quién sabe? lo mismo mi entusiasmo con estos pantalones es la excusa que estaba buscando para aprender de una vez por todas a andar sobre "esas cosas".


En la foto de la derecha, se ve claramente el estilo "voy-1-momento-a-por-el-pan-y-el-periódico-y-no-quiero-arreglarme-pero-tampoco-perder-un-ápice-de-glamour". Como se puede ver, la cosa no pasa de ser un vaquero, una camiseta, tenis (foto de heidi klum, la de la izquierda de todo) o sandalias planas rollo chancla (las otras dos). Pelo suelto, unas gafas de sol y, si se quiere dar un toque hippy-chic (¡Dios! usando esta terminología me siento como escribiendo para el Vogue), se le añade una pashmina o un pañuelo. Es el look que yo llamo descuidado/estudiado.



Aquí tenemos a la pionera, nos caerá mejor o peor, pero el mérito de ser la primera y la "imagen" de los boyfriend jeans, hay que dárselo.
Va camiseta y una chaquetita de punto.El toque del pañuelo es la nota de color y lo lleva marrón para combinar con el cinto (CINTO; CINTO; CINTO se que me repito, pero para mí es un complemento fundamental).

Y ¡Sí! lleva bailarinas, o sea, zapato plano. No sabeis bien el alivio que esto me produce. De todos modos, por poner un pero, no me gusta como le quedan los pantalones en el tobillo, parece que se los ha atado con una goma elástica y que va a tener serios problemas de circulación cuando se los quite.






Podría disimular, pero no quiero. Sin duda alguna, el de la derecha es mi estilismo asociado a los boyfriend-jeans favorito. A la chupa de cuero tipo rockera, se le une el pañuelo grande de mi color favorito y un bolso de bandolera larga. Son tres elementos que, por separado, son parte imprescindible de mi fondo de armario y que llevo puesto prácticamente de forma constante. Supongo que se entenderá la falta de objetividad y las ganas que tengo de enfundarme dentro de todo el conjunto.


La última foto, la de abajo, es para que se vea que no está fuera de lugar el llevar lo pantaloncitos de marras a eventos algo elegantes. Amanda Peet fue así al estreno de un peli, ergo, se pueden poner para salir un día en el que nos apetezca estar especialmente cómodas. Todo depende de los complementos con que los lleves. Si no me creeis a mi, hacedle caso a la revista Elle.



En fin, a algunas les gustarán más o otras menos, cada cual tendrá su estilismo favorito o lo mismo no gusta ninguno. Ahora que posibilidades, haberlas hailas. Yo las dejo encima del tapete y a partir de aquí, ya depende del gusto de cada consumidor. Ante todo, que sepais que predico con el ejemplo y un par de estos vaqueros ya están perfectamente colgaditos en mi armario.

viernes, 2 de abril de 2010

Dificultades logísticas

Desde el miércoles a mediodía, estoy de vacaciones de Semana Santa y, debido a que me encuentro sin conexión, voy a tardar un poco más en publicar. Por poder, podría, sería cuestión de ir a una cafetería con wifi. Pero, llamadme rara si quereis, no soy capaz de concentrarme aspirando el tabaco de mi alrededor. Se deja de percibir el aroma de mi habitual humente taza de café y eso hace que mi nivel de concentración baje drásticamente.


Estoy aprovechando para tener mis primeras vacaciones en plan "relax-zen". Básicamente consiste en ponerme al día en horas de sueño, leer, darle un buen empujón a Los Soprano (una serie estupenda, es pura filosofía) y, cuando la lluvia da tregua, dar largos paseos. Ayer, incluso me descalcé, me remangué los vaqueros y anduve un buen rato por la playa mojándome los pies.


Con toda probabilidad, volveré el domingo, con mi personal análisis sobre los boyfriend-jeans, me pondré al día con vuestros blogs. Disfrutad del tiempo libre que queda hasta que vuelva el estrés el lunes

P. D. Se que a lo largo de la tarde ha habido problemas para conectar con esta actualización del blog. Lo siento, pero como ya dije, no puedo conectarme en prácticamente en ningún momento.