martes, 31 de agosto de 2010

Pasando el sábado en las Islas Cíes

Bueno, bueno, bueno. Sigamos la historia donde la dejamos. Tras la noche mágica del concierto de Muse, haber dormido (o por lo menos haber reposado en cama) exactamente 2 horas y 13 minutos y haber desayunado, mi padre nos llevó a L, a mi hermana y a mí, al encuentro de R. y J.C. para dirijirnos al puerto de Vigo a coger el barco que nos llevaría a pasar el día a tan idílico paraje. Y, además, un día de sol radiante. Parecía que lo habíamos encargado.

Comentar que en el barco a mi hermana y a mí se nos ocurrió una modalidad de palas nueva, "palas barco", que consiste en jugar en cubierta con el subidón de adrenalina que supone el saber que si la pelota cae, con toda probablilidad, lo hará por la borda y nos quedaremos sin ella. No lo probamos por la sencilla razón de que era el viaje de ida y únicamente habíamos llevado una pelota que si no.... que el barco estuviera atestado de gente no nos habría echado para atrás.

Para aquellos que no me conozcáis, destacar que soy una persona que tiene una exceso de energía bastante  considerable. No llego a rozar la hiperactividad, pero poco me falta. Y no lo digo yo, se lo dijeron mis profesoras de preescolar a mi madre y le sugirieron que me matriculase en muchas actividades extraescolares para cansarme.
Y ahora, momento fanfarrón... wait for it (como diría Barney de Cómo conocí a vuestra madre):  lo intentaron, pero no consiguieron que me cansara. Y sigo igual de activa. ¡Ja, chupaos esa, queridas profes!.
Dicho esto, que sepáis que, a pesar de dormir pocas horas, soy capaz de mantener mi ritmo de vida normal al día siguiente de la actividad causante del trasnoche. Mi secreto consiste en mantener una actividad, ya sea física o mental, constante. En el momento en que paro, ¡Bum! el cansancio me cae como una losa y la pifiamos. En este caso en concreto, la actividad constante será de tipo físico, intenté no sentarme en todo el día.

El viaje fue estupendo, un paseo delicioso aunque algo frío a pesar de la sudadera. Una vez desembarcamos, decidimos que era una buena idea hacer una de las rutas de senderismo que hay, nos decidimos por la ruta que llevaba al faro situado en el punto más alto de la isla. El paisaje, precioso. Para cortar el aliento al ser humano medio.

Tras recrearnos en el paisaje y sacar la fotillos de rigor, decidimos bajar a una calita para darnos un chapuzón previo a la comida. El agua estaba bastante fresquita, pero el calor que hacía invitaba a estar dentro del agua por muy fría que estuviese. Nadamos tres veces hasta las boyas, jugamos una horita y pico de palas, otro bañito (con visita a las boyas incluída, ya sabéis: actividad contínua) y a comer. Menuda clavada nos metieron en el chiringuito que está en el centro de la isla, pero no sé si porque tenía hambre o porque realmente estaba rico, la raya a la gallega que me pedí me supo a gloria. La comida me atontó un pelín, pero se superó este "pequeño contratiempo" con un café solo que sabía a rayos, dicho sea de paso, pero que cumplió su función a las mil maravillas.

Nos fuimos a pasar la tarde hasta el momento de coger el barco, a la archiconocida playa de Rodas. Esa que una revista británica señaló como la mejor playa del mundo hace dos años. Algunos del grupo, entre los que se encontraba L, decidieron echar la siesta y mientras R, mi hermana y yo, nos fuimos a pasear por la playa. Llegamos a la calita que se encuentra al lado y nos dimos un baño, llegando una vez más hasta las boyas. De vuelta al campamento base, otra hora y pico de palas. Esta vez, las cuatro personas que estábamos jugando nos lo tomamos tan en serio que acabamos como aunténticas croquetas de tirarnos para evitar que la pelota cayese. ¡Gran partida!

El agua de la playa de Rodas estaba helada, pero esto no fue impedimento para que fuésemos otra vez hasta las boyas (se había convertido en una pequeña tradición para R., mi hermana y para mí). Para secarnos, otra sesión de palas.

Después de un día tan estupendo, dio mucha pena tener que volvernos, pero ¿qué podíamos hacer? la próxima vez lo hacemos en plan camping y nos quedamos el finde entero. Volvimos a casa habiéndolo pasado muy bien y, en mi caso, con la satisfacción personal de no haberme sentado en la toalla ni un segundo en todo el día.

Que sepaís que me senté a las10 de la noche para cenar, una vez llegué a mi casa. Y pasó lo que tenía que pasar: el cansancio hizo mella y lo siguiente fue meterme en cama a las 10:30 y dormir del tirón como un bebé algo así como 10 horas y pico y ¡voilá! lista para otra. A pesar de los años, sigo estando en plena forma.

Os recomiendo a todos que en algún momento de vuestras vidas vayáis a las Islas Cíes, realmente merece la pena. Y hasta aquí el relato por capítulos de mi maravilloso aunque intenso último fin de semana de agosto

5 comentarios:

Mi bici y yo dijo...

Intenso fin de semana, como el mío, jeje. Más gente me ha dicho que las Islas Cíes son una maravilla, habrá que ir.

Me encantan los paseos en barco, durante unos años hubo uno en mi familia y era una maravilla, ahora quedan los público de paseos y demás que me encantan y subo varias veces cada verano.

Síguelo pasando bien lo que queda de verano

Besos, sobri

PD: Me tranquiliza mucho que al día siguiente del concierto no cojieses el coche, ante todo prudencia :)

Tanais dijo...

No te quejaras, eh? jejejeje. Nunca he estado en las Cie, espero que algín año se me logre ir...ayyys!

Un besote hijita!

AtHeNeA dijo...

Me sumo al consejo, es precioso. Galicia en si lo es y eso que no la conozco toda.
Me alegra ver que sigues en plena forma. moitos besiños

Amanita Phaloides dijo...

María: no sé si estoy cansada antes o después... A mi lo que me ha destrozado es lo de la boya... Y una, y otra, y otra... Antes de eso yo creía que podía competir andando, paseando, cocinando, riendo, con buena voluntad y tal... Pero ESO, lo de las boyas, y lo de las palas ¿Tú quieres excluirme de tu mundo? Claro que yo tengo 43, un hijo de 13, una hija de 11 y tantas complicaciones que empiezo a entender porqué se me está cayendo el culo... Es falta de organización ¿a que es eso?

María_MC dijo...

Mi bici y yo: ¿he leído barco? cuando dices "mi familia", se incluyen sobrinas postizas ¿no? jejeje ;)
Cualquier actividad relacionada con el mar, es estupenda, relajante y saludable. El mar es vida y mi hogar espiritual, dicho sea de paso. Si tienes oportunidad, visita tento las islas Cíes, como las Ons (estas están en la ría de Pontevedra, además). Están reunidas todas en lo que se llama "Parque nacional das Illas Atlánticas"
1 beso enorme, tita.

Tanais: no me quejo para nada, "mami". Te digo lo mismo que a la tita, visitad las islas gallegas. Sé que suena a que barro para casa descaradamente ( que lo es, no lo voy a negar), pero merece realmente la pena. 1 besiño y disfruta de tus vacaciones.

AtHeNeA: así me gusta, publicitando mi tierra. Necesitamos gente como tú por aquí para promocionarnos. Besiños.

Amanita: no lo pongo en duda. Seguro que compites en todo y eres una dura rival. Lo mío roza la hiperactividad patológica, en serio. No mentí ahí arriba cuando conté lo de las actividades extraescolares y está mi madre para corroborarlo. No soy capaz de estarme quietecita. ;)

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Ya que has leído tendrás algo que decir, digo yo.