El silencio está infravalorado. Esto es una máxima que me viene a la cabeza un par de veces por semana, por lo menos. El que lo diga yo, puede sonar absurdo teniendo en cuenta que soy una persona muy habladora. Pero, también es verdad que soy mujer de contrastes y paso rápidamente de la conversación más fluida, al más absoluto de los silencios, y no es que me pase nada, simplemente no tengo nada que decir, me gusta disfrutar de la calma.
Creo sinceramente que el sonido del silencio puede llegar a ser ensordecedor y que muchas veces una mirada puede decir, incomodar o herir más que una buena retahíla de palabras. Y ¡Vaya si el silencio incomoda! Puede llegar a ser insoportable.
El refranero español, rico y prolífico donde los haya, dice “Eres esclavo de tus palabras y dueño de tus silencios”: una verdad como un templo. Pero tendemos a no apreciar el buen hacer de la sabiduría popular, lo que da lugar a situaciones de lo más absurdas que se evitarían simplemente cerrando el pico de vez en cuando, me explico. Cuando no hay confianza con la persona con la que se está compartiendo espacio, el llenar los temidos silencios puede ser algo realmente agotador y llegar a rayar la ridiculez. Yo personalmente, lo intento una vez, dos como mucho y, si la persona en cuestión no ayuda a reducir el nivel de incomodo, me afeito para arriba y paso, me meto en mi mundo y, una vez allí, ya no hay vuelta atrás, no me sacan ni con agua caliente.
Existe una serie de situaciones estúpidas que suceden a menudo en mi vida y las que de verdad pienso lo de “calladito estás más guapo/a”. Hoy voy a hablar de una de ellas, pero hay más que se comentarán a su debido tiempo.
Nota: las frases en azul es lo que pienso pero no digo, se que soy una borde pero algo de autocontrol tengo escondido por ahí.
Situación 1:
Esta suele suceder con la gente más próxima a ti. Tengo un momento de esos de “quiero-estar-en-silencio-pero-no-me-pasa-nada”, simplemente quiero ver la tele o leer y no quiero decir nada o no tengo nada que decir. Entonces SIEMPRE, aparece alguien a tocarte las narices y se repite siempre la misma historia:
Se sienta a tu lado y te mira, le/la miras pero sólo saludas y no dices nada más, a pesar de conocerme, no coge la indirecta del silencio:
- ¿Te pasa algo?
- No
- ¿De verdad?
- No, de verdad. Voy a mantener la vista fija en el libro o en la tele a ver si capta que no quiero hablar.
- Pues algo te tiene que pasar porque estás muy callada.
- No, de verdad que no. Es que estoy cansada. Voy a dar un motivo aunque sea falso, si doy cierta información lo mismo se sacia su curiosidad y me deja en paz. Al mismo tiempo miro a la persona y le dedico una media sonrisa conciliadora para que vea que estoy de buen rollo.
- Pues hace diez minutos estabas muy habladora, así que te tiene que pasar algo.
-¿Qué parte de “no” es la que no has entendido? Ya, bueno hace diez minutos era hace diez minutos.
- ¿Sabes que si te pasa algo puedes contármelo verdad?
- El vaso se está colmando, el vaso se está colmando… Ya se que puedo contar contigo pero de verdad que no pasa nada, sólo me apetece estar en silencio.
-Si no me lo quieres decir, no me lo digas pero a ti te pasa algo. Se colmó.
- NO ME PASA NADA, SIMPLEMENTE ME APETECE LEER TRANQUILA UN RATO Y CON TUS PREGUNTITAS NO ME DEJAS. AHORA MISMO EL ÚNICO PROBLEMA QUE TENGO ERES TÚ.
- Eres una borde! Tampoco hacía falta ponerse así, por encima de que me intereso por ti vas y así me lo pagas.
La persona se levanta echa un basilisco y se marcha con una gran teatralidad, puede que incluso de un portazo para dar más dramatismo a la situación. Se podría pensar que ahora puedes disfrutar del silencio, pero no. Ya se ha fastidiado tu plan de tranquilidad absoluta.
Creo sinceramente que el sonido del silencio puede llegar a ser ensordecedor y que muchas veces una mirada puede decir, incomodar o herir más que una buena retahíla de palabras. Y ¡Vaya si el silencio incomoda! Puede llegar a ser insoportable.
El refranero español, rico y prolífico donde los haya, dice “Eres esclavo de tus palabras y dueño de tus silencios”: una verdad como un templo. Pero tendemos a no apreciar el buen hacer de la sabiduría popular, lo que da lugar a situaciones de lo más absurdas que se evitarían simplemente cerrando el pico de vez en cuando, me explico. Cuando no hay confianza con la persona con la que se está compartiendo espacio, el llenar los temidos silencios puede ser algo realmente agotador y llegar a rayar la ridiculez. Yo personalmente, lo intento una vez, dos como mucho y, si la persona en cuestión no ayuda a reducir el nivel de incomodo, me afeito para arriba y paso, me meto en mi mundo y, una vez allí, ya no hay vuelta atrás, no me sacan ni con agua caliente.
Existe una serie de situaciones estúpidas que suceden a menudo en mi vida y las que de verdad pienso lo de “calladito estás más guapo/a”. Hoy voy a hablar de una de ellas, pero hay más que se comentarán a su debido tiempo.
Nota: las frases en azul es lo que pienso pero no digo, se que soy una borde pero algo de autocontrol tengo escondido por ahí.
Situación 1:
Esta suele suceder con la gente más próxima a ti. Tengo un momento de esos de “quiero-estar-en-silencio-pero-no-me-pasa-nada”, simplemente quiero ver la tele o leer y no quiero decir nada o no tengo nada que decir. Entonces SIEMPRE, aparece alguien a tocarte las narices y se repite siempre la misma historia:
Se sienta a tu lado y te mira, le/la miras pero sólo saludas y no dices nada más, a pesar de conocerme, no coge la indirecta del silencio:
- ¿Te pasa algo?
- No
- ¿De verdad?
- No, de verdad. Voy a mantener la vista fija en el libro o en la tele a ver si capta que no quiero hablar.
- Pues algo te tiene que pasar porque estás muy callada.
- No, de verdad que no. Es que estoy cansada. Voy a dar un motivo aunque sea falso, si doy cierta información lo mismo se sacia su curiosidad y me deja en paz. Al mismo tiempo miro a la persona y le dedico una media sonrisa conciliadora para que vea que estoy de buen rollo.
- Pues hace diez minutos estabas muy habladora, así que te tiene que pasar algo.
-¿Qué parte de “no” es la que no has entendido? Ya, bueno hace diez minutos era hace diez minutos.
- ¿Sabes que si te pasa algo puedes contármelo verdad?
- El vaso se está colmando, el vaso se está colmando… Ya se que puedo contar contigo pero de verdad que no pasa nada, sólo me apetece estar en silencio.
-Si no me lo quieres decir, no me lo digas pero a ti te pasa algo. Se colmó.
- NO ME PASA NADA, SIMPLEMENTE ME APETECE LEER TRANQUILA UN RATO Y CON TUS PREGUNTITAS NO ME DEJAS. AHORA MISMO EL ÚNICO PROBLEMA QUE TENGO ERES TÚ.
- Eres una borde! Tampoco hacía falta ponerse así, por encima de que me intereso por ti vas y así me lo pagas.
La persona se levanta echa un basilisco y se marcha con una gran teatralidad, puede que incluso de un portazo para dar más dramatismo a la situación. Se podría pensar que ahora puedes disfrutar del silencio, pero no. Ya se ha fastidiado tu plan de tranquilidad absoluta.
10 comentarios:
Yo tengo lo que alguien a quien conocí hace poco tiempo describe como ausencias, me pierdo en mi mundo y a la pregunta de: que te pasa? o en que piensas? no les basta con la respuesta que sueles dar, que es "en nada", no me pasa nada.
Al tercer intento de ya me dejan por imposible, básicamente porque enseguida se me nota en la cara una expresión de mala leche e intención de abrirles la cabeza como sigan preguntando. Mi autocontrol es mínimo en estos casos.
Beso sister
Jajajaaj, te entiendo... pero también es verdad que sería más fácil decir "tengo ganas de estar en silencio", pero la gente se lo toma fatal...
Sister! aunque estés pensando en algo, si no lo dices es porque no lo quieres decir. Si lo quisieras decir, o fuese algo digno de mención, lo dirías y punto. Beso
BlackBetty: tienes razón, sería más sencillo pero decir "tengo ganas de estar en silencio" no es interpretado en sentido literal, se interpreta como "está cabreada", o "esta niña es más rara que un perro verde".
jajajajaja guay saberlo, así el día que terminemos con el papeleo de la adopción y te vengas a casa no te agobiaré hija mía ;)
Y si alguna veaz viene alguien a casa y pregunta que te pasa diré que es asiiiiiii, que no le pasa nada! ha salido a su madre Despe y a su hermanita ;)
Ahí estamos mami, si yo digo que no me pasa nada por la cabeza es que no me pasa nada jaja es decir mente en blanco por completo o simplemente obsevo el vuelo de una mosca, que le vamos a hacer si una sufre de esas ausencias ;)
Es lo que tenemos las extravertidas, que a veces el mundo no entiende que también necesitamos introspección... A mí a veces cuando me dicen que hablo mucho, pienso en que el mundo no sabe la de cosas que me callo.
Como es eso de que no te dejan jugar en el equipo de empresa? Verás tu como me presente allí con nuestras madres, nos los comemos con patatas vemos.
Beso sister
Progenitora T: pues va a ser que todo queda en familia, veo que la convivencia será fácil. Progenitora D me entiende, por que por lo visto hace lo mismo y progenitora T, por lo tanto ya estará acostumbrada y sabrá llevarme. Está bien saberlo.
Sister: entoces creo que no nos pasa lo mismo, mi cabeza siempre está pensando, lo que pasa es que paso de decirlo en alto. Yo no tengo ausencias, lo que tengo son ganas de tranquilidad.
No es que no me dejen jugar, lo de las animadoras fue un comentario aislado de uno sólo de los chicos. Los otros dijeron que se informarían de si la liga era mixta y si no, pues que me avisaban de cuando jugasen pachangas.
Amanita: si, eso es exactamente lo que pasa. Además, la gente nunca está contenta: si hablas, porque hablas y si no hablas por que no hablas, el caso es objetar algo.
que divertido lo de las frases en azul! ajjaaja "no hay nada mejor que la soledad consentida" esa frase la uso mucho pero es de Jorje Javier Vazquez.
Adicto tv: si, yo también le he oído esa frase a Jorge Javier en alguna ocasión. Y tiene toda la razón, a mi personalmente no me importa la soledad excepto a las horas de comer (sobretodo a mediodía). El no comer acompañada no lo llevo bien aunque cuando no hay más remedio...
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Ya que has leído tendrás algo que decir, digo yo.